Contagiar pasión emprendedora desde la universidad

Tanto las instituciones como el sistema educativo fomentan el espíritu emprendedor. Sin embargo, es la universidad la institución por excelencia que ha izado la bandera como capacitadora de las competencias emprendedoras de los jóvenes.

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Todo el mundo reconoce el papel tan importante que los emprendedores realizan para lograr el desarrollo económico de un país. El espíritu emprendedor, la mejora continua y la innovación se consideran activos muy codiciados. Es por ello que existe una preocupación por impulsar políticas que desarrollen estas competencias en los ciudadanos y, muy en especial, en los jóvenes.

En España, la ley 14/2013 de apoyo a los emprendedores, entre otros aspectos, quiere fomentar el espíritu emprendedor en los niños desde edades tempranas hasta llegar a la universidad. Por su parte, la Unión Europa hace años que realiza una serie de recomendaciones como, por ejemplo, el Libro Blanco de Delors (Comisión Europea, 1993), el Libro Verde del Espíritu Emprendedor en Europa (Comisión Europea, 2003) o más recientemente el Plan sobre Espíritu Emprendedor 2020 (Comisión Europea, 2013), donde se presentan una serie de acciones para incrementar oportunidades a aquellos que estén dispuestos a tomar los riesgos derivados de crear su propia empresa.

Por otro lado, en el sistema educativo se han desarrollado numerosos proyectos para la adquisición de competencias emprendedoras. También hay alguna iniciativa fuera de las aulas, como el proyecto Emprendimiento en familia (EFE) que está en fase de experimentación. Este proyecto tiene como objetivo impulsar el intercambio de experiencias dentro de las familias para promover el emprendimiento de los hijos implicando a los padres.

No obstante, es la universidad la institución por excelencia que ha izado la bandera como capacitadora de las competencias emprendedoras de los jóvenes. Por eso, es necesario que la realidad empresarial esté muy cerca de la investigación para que así la innovación tenga una salida natural en la sociedad. El triple papel de los profesores universitarios de docencia, investigación y transferencia se debe orientar a que la universidad sea una auténtica incubadora de proyectos empresariales creativos e innovadores. En las universidades juegan un papel muy importante las oficinas de transferencia de resultados de investigación, cuyo objetivo principal acostumbra a ser el de promover y hacer llegar a la sociedad los resultados de la investigación de la universidad, así como facilitar soporte tanto a empresas como a grupos de investigación para conseguir financiación.

Las actividades de las universidades en España en materia de emprendimiento se han centrado principalmente en realizar formación emprendedora curricular y no curricular, cátedras de emprendimiento, concursos, programas internacionales, centros o institutos de asesoramiento para las ideas de negocio, plataformas y redes virtuales entre otras acciones. Todo ello debe ayudar a contagiar de pasión y motivación para arriesgarse a emprender nuevos negocios.

El hábitat perfecto

En el contexto de los grupos de investigación de las universidades se da el hábitat perfecto para que surjan ideas nuevas con tecnologías de última generación o bien con nuevas aplicaciones en el mercado. Es allí donde nacen las 'spin-off', aquellas empresas gestadas en el ámbito universitario que normalmente explotan alguna licencia o patente. No obstante, esto que sobre el papel parece tan fácil y evidente, resulta una realidad complicada y difícil de llegar. Desgraciadamente, en algunos casos los investigadores carecen de las competencias emprendedoras o desconocen los pasos que hay que seguir para crear una empresa y que tenga éxito. Las infraestructuras de apoyo y un marco legal favorable son condiciones necesarias pero no suficientes. Las actitudes, la cultura y el dinamismo del entorno es lo que realmente marca la diferencia.

Desde la universidad debemos fomentar el espíritu emprendedor sobre cuatro pilares:

1. El fin de la universidad es la búsqueda de la verdad, por lo que los estudiantes deben tener tiempo para preguntar, pensar… Es decir, deben aprender a aprender y a desaprender aquellas cosas que obstaculizan su crecimiento. Ya existe una tendencia de hacer asignaturas con alto contenido práctico, con retos donde los alumnos deben mostrar su capacidad creativa e innovadora.

2. Todo emprendedor tiene una especial sensibilidad por el compromiso social. Mira a su alrededor con el fin de contribuir, para aportar algo nuevo y que tenga valor para la sociedad. Muy unida a esta mirada a las necesidades de los otros está la necesidad de la dimensión ética para hacer un emprendimiento sano, sostenible y fecundo.

3. Una visión optimista del fracaso. Caerse es aprender y superarse, rasgo que define a todo emprendedor. La realidad muestra que la gran mayoría de las empresas de recién creación mueren al cabo de un año. Estos fracasos tienen que ser fuente de resiliencia, capacidad de superación y esfuerzo. Ver soluciones donde otros ven problemas.

4. Emprender hoy en día se puede entender casi como un acto de heroísmo, de soñar a lo grande. Hay que ayudar a los alumnos a que sepan descubrir a dónde quieren ir y desarrollarse. El espíritu de un emprendedor debe ser espíritu de magnanimidad y dónde mejor que la institución de la universidad para transmitirlo.