Clinton es la continuidad; Trump, el desastre

Además del histórico logro que supondría que una mujer fuera elegida presidenta de EEUU, la administración Clinton daría continuidad a muchas de las políticas de los últimos ocho años. Trump se empeñaría en llevar al país y al mundo a la ruina

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A día de hoy, Donald Trump parece tenerlo muy difícil para ganar. Su reacción al escándalo sobre su actitud con las mujeres sacada a la luz por los medios de comunicación, e incluso jaleada por su propio partido, le han hecho perder muchos puntos en los sondeos nacionales. Sus últimas declaraciones donde afirma que no necesariamente aceptará el resultado de las elecciones, demuestran una vez más, su poca altura para el cargo al que se presenta. Y, lo que es incluso más importante en el sistema estadounidense, ha perdido apoyos en aquellos estados fundamentales en los que a veces se vota a los demócratas y, a veces, a los republicanos. Me refiero a estados como Ohio, Virginia y Florida, entre otros. Parece que Hillary Clinton se impondrá en todos ellos y que Trump tiene muy pocas opciones, o ninguna. Espero estar en lo cierto.

Además de no coincidir en el carácter, los candidatos discrepan respecto en temas de vital importancia, como las políticas de inmigración, las relaciones internacionales, el medio ambiente y el cambio climático, y el comercio internacional, donde creo que ambos han adoptado una postura incorrecta.  

Control de las fronteras

Por lo que respecta a la inmigración, el candidato republicano juega con los temores de la población e intentará aplicar una legislación más severa para cerrar las fronteras. Además, ha declarado que prohibiría la entrada de los musulmanes al país. Dicha prohibición sería impugnada por los tribunales, igual que su propuesta de deportar a 11 millones de inmigrantes ilegales y a sus hijos, quienes, por ley, son ciudadanos estadounidenses.

En cambio, Clinton endurecería los controles sobre los inmigrantes procedentes de países de alto riesgo, pero buscaría nuevas formas de legalizar la situación de quienes ya se hallan en el país y abogaría por la diversidad de la república estadounidense. El eslogan de su campaña es 'Stronger together' (Juntos somos más fuertes).

Respecto al compromiso de EEUU hacia sus aliados internacionales, Trump ha dicho que quiere que estos paguen la cuota equitativa correspondiente al coste del despliegue de las fuerzas armadas estadounidenses por todo el mundo y ha dado a entender que consideraría su retirada de apoyo a los países bálticos, lo cual debilitaría la premisa de la OTAN. También ha prometido «machacar» a Estado Islámico, pero no ha contado qué haría al respecto además de las medidas que ya hay en marcha.

Durante el primer debate de los candidatos a la presidencia, Clinton fue clara al asegurar que hacer esas afirmaciones era peligroso y prometió cumplir con los compromisos de EEUU en todo el mundo, incluso en limitar el aparentemente neoimperialismo ruso. Sin embargo, Trump declaró admirar a Vladimir Putin.

Cambio climático

En cuanto al problema del cambio climático y la sostenibilidad medioambiental, la gestión de la administración Obama ha diferido mucho de la de George W. Bush y, aunque algunos puedan decir que se podrían haber hecho más cosas, otros argumentarán que, al menos, los Estados Unidos avanzan en la dirección correcta.

Trump considera que el cambio climático es una farsa creada por los chinos y ha declarado que protegerá los puestos de trabajo de los mineros del carbón. En cambio, la aspirante demócrata se ha comprometido a seguir por el camino actual y ha acogido con entusiasmo el Acuerdo de París, que entrará en vigor el 4 de noviembre.

Sobre el comercio internacional, ambos candidatos se han mostrado contrarios a los dos acuerdos históricos que ha negociado la administración Obama: el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión. Aunque sospecho que Trump realmente quiere decir lo que dice, dudo de que llegue a entender el contenido de cualquiera de las dos propuestas. Hillary Clinton sí sabe de lo que habla, pero ha cambiado su postura para reflejar la actitud de un número creciente de estadounidenses, tanto de derechas como de izquierdas, muy preocupados por el tema. Supongo que Trump trabajaría para terminar con los dos acuerdos, mientras que Clinton propondría algunos cambios populares para mantener intactas las principales partes de los mismos.

En resumen: además del histórico logro que supondría que una mujer fuera elegida presidenta de EEUU, la administración Clinton daría continuidad a muchas de las políticas de los últimos ocho años. Trump se esforzaría al máximo por llevar al país y al mundo a la ruina.

En 1932, Adolf Hitler perdió las elecciones a la presidencia de Alemania ante Paul Von Hindenburg, de 84 años, pero logró obtener algo más del 30% de los votos. Su discurso era un poco incoherentepero muy simple. Prometió deshacerse de las «malas» personas (los judíos) y devolver la grandeza a Alemania. Cuando su partido ganó las elecciones de 1933 al Parlamento, Von Hindenburg le permitió formar gobierno como canciller. Otros políticos con más trayectoria no estaban de acuerdo con sus aspectos más bruscos, pero pensaron que podrían trabajar con él.

En el 2015, Donald Trump, empresario y estrella de los 'realities' de la televisión estadounidense, irrumpió en el mundo de la política. Su discurso ha sido un poco incoherente, pero simple al mismo tiempo. Ha prometido deshacerse de las «malas» personas (musulmanes e inmigrantes mexicanos) y devolver la grandeza a EEUU. Desafiando las convenciones de la decencia y de un discurso político normal, Trump se las arregló para obtener un 30% de los votos en las primarias del Partido Republicano, y se fue deshaciendo de sus rivales uno a uno hasta convertirse en el candidato a la presidencia.

Tratar de equiparar a Trump con Hitler puede parecer extremista a primera vista, pero solo hay que pensar en estas tres ideas: la construcción de un muro en la frontera con México, la deportación forzosa de 11 millones de inmigrantes y sus hijos y la prohibición de la inmigración musulmana. Hay que pensar en cómo se implementarían esas políticas y quién colaboraría con ellas. ¿Los partidarios de Trump se enfundarían sus camisas marrones para ir de barrio en barrio denunciando a ilegales? ¿Empezarían a acosar a los estadounidenses musulmanes y romperían los escaparates de sus tiendas? Ahí empieza el mal y yo, por mi parte, me alegro de que Trump tenga pocas oportunidades de ganar.