los equipos de limpieza, pieza clave en la prevención

La higiene, un antibiótico más

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La higiene ambiental hospitalaria y los equipos de limpieza que se ocupan de ella son una pieza importante  en la prevención de las infecciones. «Si la metodología de la limpieza y/o el desinfectante utilizados no son correctos, pueden contribuir a la transmisión de microorganismos de la habitación de un paciente a otra estancia», explica la coordinadora de enfermería del programa de control de infecciones del Parc de Salut Mar de Barcelona, Cristina González. «La lejía es una de los mejores desinfectantes frente a virus y bacterias. Correctamente dosificado, es el rey de la limpieza en el hospital», dice. Además de las zonas más críticas, en el área general de los hospitales, en habitaciones y pasillos también se siguen protocolos especiales de higienización. En todos esos lugares está presente la higiene de manos, facilitada por carteles con mensajes y dispensadores de gel alcohólico. Todo el mundo es potencialmente contagioso, de ahí la presencia de dichos dispensadores en habitaciones y pasillos. La OMS recomienda cinco momentos para limpiarse las manos: antes del contacto con el enfermo y de una técnica aséptica, tras tocar fluidos orgánicos, el contacto con el paciente y con el entorno del paciente, pues muchas bacterias quedan en las superficies que más se tocan, como la mesilla de noche, la cama y sus barandas o con la mesa de comer.

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