«Imagina que puedo votar: ¿Qué harías tú por los niños?»

El proyecto Votaciones Infantiles, impulsado por Save the Children con motivo de la campaña electoral de diciembre, facilitó entrevistas de menores con los candidatos

JUGAR PERO OPINANDO. Las actividades diseñadas para los niños y niñas incluyen momentos para manifestarse y decidir.

JUGAR PERO OPINANDO. Las actividades diseñadas para los niños y niñas incluyen momentos para manifestarse y decidir.

CARME ESCALES / BARCELONA

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El trabajo diario de los equipos de Save the Children con los menores y sus familias facilita información sobre inquietudes, problemáticas o dificultades que se afrontan a diario en muchos hogares. Con esa información, elaborada en informes, la oenegé interpela a los gobernantes, tratando de que su prisma de acción política no descuide la mirada hacia el colectivo más vulnerable, el que no tiene, socialmente, ni voz, ni voto.

Y, tratando de dar un salto mucho más allá, Save the Children se lanzó, el pasado año, a poner en marcha una ambiciosa iniciativa. La llamó Votaciones Infantiles, y con ella la oenegé abrió paso a la interpelación directa a los candidatos políticos de las últimas elecciones generales, el pasado mes de diciembre, por parte de niños y niñas. «Imagínate que yo pudiera votar, ¿qué harías tú por los niños?», fue la pregunta que fueron respondiendo Soraya Sáenz de Santamaría, Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Alberto Garzón, Albert Rivera y Andrés Herzog. La iniciativa contemplaba también la votación real de los niños, que se llevó a cabo en algunos centros colaboradores de Save the Children.

En la página web de la organización (<i>www.savethechildren.es</i>) se pueden ver los vídeos con las entrevistas a los políticos, así como también consultar la información de la experiencia, que ponía de relieve algo que destaca el director general en de Save the Children en España, Andrés Conde: «Aunque en nuestro país los niños y las niñas son más de 8,3 millones de ciudadanos, no toman decisiones de voto, ni a menudo de consumo, por lo que dejan de tener relevancia práctica para muchos estamentos».

Conde es consciente de que «existe el pensamiento generalizado de que los niños no entienden suficientemente los problemas que les rodean y afectan, y por ello sus voces prácticamente nunca se tienen en cuenta, pero según la Convención sobre los Derechos del Niño, norma de obligado cumplimiento en todos los países firmantes, todos los niños y las niñas tienen derecho a expresar libremente su opinión en todos los asuntos, y a ser escuchados en los temas que tengan que ver con ellos». Dar voz real y útil a los menores es un modelo «especialmente desarrollado en los países nórdicos, donde Save the Children promueve y dinamiza una auténtica estructura de participación ciudadana de los niños y adolescentes», señala Conde.

Participación activa

«Creemos que los políticos deberían escucharnos más, porque nosotros, los niños, también tenemos muchas cosas que decir y proponer al resto de la sociedad», decía uno de los niños participantes en la experiencia de Votaciones Infantiles.

«Cuando se crean los espacios participativos, te das cuenta de que cada niño y niña, o adolescente tiene una forma particular de comprender su situación y también que posee sus propias ideas para transformarla», expresa Ariadna Tarros, educadora de Save the Children en el barrio barcelonés de La Sagrera.

«La participación activa de los menores en estos espacios es importante para escuchar su voz, pero también para mostrarles que ellos son los protagonistas, que pueden empezar a tomar decisiones, que pueden generar cambios en su entorno», precisa la educadora. «Las dinámicas que llevamos a cabo en los grupos de trabajo favorecen la construcción de conocimiento colectivo. Niños y niñas aprenden a respetar, comprender el entorno, escuchar al mundo y defender sus ideas de forma argumentada», explica Tarros. «Tomando decisiones colectivas, niños y niñas aprenden a relacionarse entre ellos con respeto y confianza, se sienten parte de un grupo que les valora y les reconoce como personas activas. Esencialmente, aprenden a convivir», expresa la educadora. «Somos una familia, Ari, decidimos todo entre todos. A mí me gusta hacerlo, me siento bien. Sois mi segunda familia... Me dijo un joven después de haber decidido que haríamos una tarde de casal. Lo curioso es que utilizó la palabra familia para describir al grupo. Es convivencia, en esencia», puntualiza Ariadna Tarros.

Son los testimonios reales del día a día, los de esos niños y niñas, los marcadores sociales de su verdadera atención o descuido. En marzo del 2015, Save the Children lanzó el informe Iluminando el futuro: Invertir en Educación es luchar contra la pobreza infantil. Iluminando el futuro: Invertir en Educación es luchar contra la pobreza infantil En él, la oenegé denunciaba la inequidad en el acceso a la educación y analizaba las pertinentes políticas de cada comunidad. En el grupo de trabajo participaron una madre y su hijo de 15 años, con buenas notas y que adoraba ir a clase. Pero la situación de su madre, sola y con tres hijos a su cargo, le impedía encarar un futuro como estudiante. «En julio cumplía 16 años y tendría que ponerse a trabajar para ayudar a su madre y a sus hermanos».