LA ENTREVISTA

Seán Ó hÉigeartaigh: "La desigualdad está en el corazón del cambio climático"

El analista de riesgos globales señala el factor humano como desencadenante de la extinción de la especie.

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zentauroepp40875732 barcelona 09 11 2017 entrevista a se n h igeartaigh masper171117125951 / Albert Bertran

Michele Catanzaro

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Desde hace uno o dos siglos, el mayor peligro para el ser humano no son los volcanes ni los terremotos ni un asteroide caído del cielo, sino el ser humano mismo. Seán Ó hÉigeartaigh (Dublín, Irlanda, 1984) es uno de los expertos mundiales en riesgos existenciales, o sea, aquellos capaces de aniquiliar la humanidad.

Usted cita a menudo a Stanislav Petrov. ¿Quién era? Un hombre semidesconocido que salvó a la humanidad. El 26 de septiembre de 1983, mientras trabajaba en un búnker cerca de Moscú, recibió la señal de la llegada cinco misiles nucleares norteamericanos y decidió no responder. Petrov pensó que no tenía sentido que empezaran una guerra nuclear con tan solo cinco misiles. En efecto, era un error, provocado por el reflejo del sol en los sensores. En 1995, algo parecido fue desencadenado por un cohete meteorológico noruego. Otras veces bastó una bandada de gansos. En todos estos casos, nos encaramos a un riesgo existencial.

¿Qué entiende por 'riesgos existenciales'? Los mayores riesgos para la humanidad. Eventos poco probables que, sin embargo, tienen consecuencias devastadoras. Ocuparse de ellos es como tener un seguro: no tienes un seguro porque esperas que tu casa se quemará de verdad, pero es sabio tenerlo. La novedad es que en el último siglo, por primera vez, la supervivencia del planeta depende esencialmente de una especie: la humana.

"Un crecimiento de la temperatura
de seis grados podría llevar a
la civilización a un estado primitivo"

¿La extinción es una posibilidad real para la humanidad? Que los dinosaurios se extinguieran es una prueba de que eso es posible. Hay riesgos que desconocemos, pero es estúpido ignorar los que conocemos, como el cambio climático. Es difícil decir qué sería capaz de eliminar la humanidad. Sin embargo, hay situaciones, como un crecimiento de las temperaturas de 6 grados, que sin extinguirnos, podría llevar a la civilización a un estado primitivo.

¿Es optimista o pesimista al respeto? Tiendo a ser optimista. Pero depende del momento. Tras el acuerdo de París contra el cambio climático era optimista. Que Trump se desmarcara de ellos me empujó al pesimismo. Cuando leí datos sobre la reducción de precios de las placas solares recuperé el optimismo. No somos muy buenos en anticipar los problemas, pero hay casos en los que lo hemos conseguido. Por ejemplo, hoy el mundo podría estar lleno de armas biológicas, pero la convención sobre este tema ha contribuido a evitarlo.

¿Cuáles son los principales riesgos naturales? Los asteroides, por ejemplo. El del cráter de Chicxulub, en México, eliminó el 75% de las especies hace 66 millones de años. O los volcanes: la erupción del Tambora, en la isla de Sumbawa (Indonesia), produjo en 1816 el llamado 'año sin verano'. O las extinciones: las del permiano-triásico eliminaron a entre el 90 y el 95% de las especies.

¿Y los riesgos causados por humanos? El agotamiento de recursos –ya consumimos por año el 50% más de lo que el planeta puede regenerar–, el cambio climático, la reducción de la biodiversidad. Y también hay riesgos tecnológicos como las armas nucleares, las pandemias producidas por virus modificados con biología sintética, o la pérdida del control de la inteligencia artificial.

¿A partir de qué momento los riesgos causados por los humanos superan el peligro de las catástrofes naturales? Una fecha podría ser la revolución industrial. De repente, empezamos a quemar combustible fósil y a cambiar nuestro clima, además de disparar el crecimiento demográfico. Otra fecha posible es el test atómico Trinity. Antes de esa prueba no existía una bomba capaz de arrasar la mitad del planeta. A partir de ella, nos convertimos en la entidad más poderosa del planeta. La ventaja de los riesgos causados por humanos es que también se pueden atajar por medio de acciones humanas.

"No hay riesgos aislados. Están interrelacionados. Naciones Unidas habla de la conexión 'comida-agua-energía'"

¿Con qué margen de seguridad podemos aventurar predicciones sobre nuestro futuro? En ciertos casos, como los asteroides, uno puede calcular probabilidades, mirando el registro fósil o el número de cráteres en otros planetas. En otros casos, es más difícil de prever. Por eso hay un espectro de escenarios tan amplio en cuanto a los efectos del cambio climático. En el caso de la inteligencia artificial, es casi imposible hacer previsiones, dependerá de cómo evolucione la tecnología. Sin embargo, se pueden identificar vulnerabilidades y conexiones y trabajar con ellas.

¿Se trata de tener bajo control la lista de riesgos? En realidad, no hay riesgos aislados, sino que están interconectados. Naciones Unidas, por ejemplo, habla de la conexión 'comida-agua-energía'. Mucha energía y agua del mundo van a la agricultura, así que no se puede abordar un aspecto sin tratar los otros dos. El cambio climático en la India podría producir sequías, que generarían migraciones, que a su vez causarían problemas geopolíticos. Otro ejemplo: si mañana hubiera una epidemia que matara al 5% de los barceloneses, el 95% seguiría vivo, pero las consecuencias irían más allá. Los hospitales estarían colapsados, quizás no llegaría comida a la ciudad y la gente reaccionaría. Aunque el riesgo sea solo del 5%, los efectos en cascada van más allá. 

¿Qué opina del transhumanismo, doctrina según la cual nos acercamos a un punto crítico tras el que la tecnología logrará la inmortalidad o los cerebros artificiales? Hay mucho optimismo entre los transhumanistas, pero estamos muy lejos de cosas como detener el envejecimiento. Llegará el momento en que sabremos cómo hacerlo, pero debemos asegurarnos de no destruir antes el planeta. Hay asuntos más urgentes, como el clima y la población. Sin embargo, es importante que haya gente que vaya imaginando escenarios futuros. Aunque adivinaran solo en un 30% de los casos, sería de gran valor.

¿Cuál es la mejor estrategia para abordar los riesgos a los que nos enfrentamos? En primer lugar, hay que entender lo que es científicamente posible. Quizás nos estamos preocupando de los nanorobots, mientras que lo realmente posible sean los nanomateriales. En segundo lugar, cuando el conocimiento se transforma en tecnología, sirve para crear herramientas que cambian el mundo. Y esas herramientas deben dar soluciones a los problemas de la gente.

"Para encarar los efectos más catastróficos del cambio climático, tenemos que plantearnos cómo vivimos, viajamos y comemos"

¿Es suficiente con proporcionar al público información objetiva? Es un asunto complicado. Los científicos deberían presentar datos objetivos y no manipular a las personas. Sin embargo, en cuestiones importantes, la información imparcial no es suficiente. La ciencia debería ser imparcial, pero hay otros actores, como las organizaciones no gubernamentales, que juegan un papel importante en hacer campañas.

¿Las soluciones a los grandes retos vendrán de la tecnología o del compromiso social? En el caso del cambio climático, es impensable tomar la decisión de dejar de consumir energía. Se necesitan avances tecnológicos para que la energía sea renovable. Sin embargo, para encarar los efectos más catastróficos tenemos que plantearnos cómo vivimos, viajamos y comemos.

Decrecimiento, sostenibilidad o adaptación. ¿Qué prefiere? Hay gente que dice que deberíamos bajar la población a 2.000 millones de personas. Yo creo que hay maneras para que la Tierra sustente hasta 7.000. El crecimiento constante encontrará sus limitaciones. No podemos sacar más recursos de los que el planeta puede reponer. Hay margen para que el PIB crezca, con la ayuda de la tecnología. Pero si el crecimiento depende solo de la explotación, tenemos un problema. Hay que aprender a reciclar, por ejemplo.

¿Qué opina del principio de precaución? Puede evitar los riesgos pero también impedir los beneficios. No es razonable utilizarlo a ciegas, pero sí cierta precaución. Por ejemplo, modificar virus puede crear supervirus que se escapen del laboratorio. Pero también sabemos que ciertas modificaciones se pueden producir en la naturaleza y si no las hemos estudiado, no estaremos preparados para ellas.

"Los países ricos causan los problemas, no sufren las consecuencias y tienen los beneficios"

¿Qué papel juegan los consejeros científicos de los presidentes, que existen en Reino Unido y no en España? En el Reino Unido ha sido muy útil. Es muy importante que haya un canal de comunicación entre políticos y científicos. Por un lado, es difícil diseñar políticas y reglas sin conocimiento de la tecnología, que además se mueve cada vez más rápido. Por el otro, es importante que los científicos entiendan las limitaciones y condicionantes de la acción política.

¿Está preparada nuestra estructura política para los grandes riesgos? Se necesita más cooperación internacional. Naciones Unidas ha jugado un gran papel en el control de las armas químicas y biológicas. El acuerdo de París ha conseguido que muchos países actuaran contra de su interés en pro de las generaciones futuras. Los grandes riesgos son globales: esta es una gran diferencia respecto a hace un siglo. Los países individuales pueden hacer cosas, pero la solución requieres consensos globales. Las enfermedades, la tecnología, el cambio climático ignoran la existencia de los países y cruzan las fronteras.

¿Eso quiere decir también más justicial global? Sí. Está probado que una mayor educación y participación de las mujeres reduce el crecimiento de la población. Y que disminuir la mortalidad infantil, tras un pequeño repunte inicial, acaba reduciendo el crecimiento de la población. La desigualdad está en el corazón del cambio climático. Los países ricos causan los problemas, no sufren las consecuencias y tienen los beneficios. Un mundo más equilibrado ayudaría a tomar decisiones.