+INNOVACIÓN

Sende: un refugio rural y con internet

Un proyecto gallego ofrece un lugar en el que trabajar y vivir rodeados de naturaleza

Vistas del paisaje que rodean Sende.

Vistas del paisaje que rodean Sende.

CRISTINA MARTÍN VALBUENA / BARCELONA

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El pequeño pueblo montañero de Senderiz, situado en la provincia gallega de Ourense, fue el lugar escogido por Edo Sadikovic para crear un espacio que permitiera a sus huéspedes trabajar y vivir a la vez. «El coworking era ya bastante popular y nosotros quisimos diferenciarnos. Es por eso que también apostamos por el coliving», cuenta Sadikovic, quien cree que esto permite que «la gente entre en un lugar más personal: cocinamos y desarrollamos ideas juntos».

Para Sadikovic, en definitiva, esta manera de vivir hace que «se construya una comunidad más fuerte y de manera más rápida», a diferencia de cuando tan solo se comparte el sitio en el que se trabaja.

El resultado es Sende, que Sadikovic define como «naturaleza y tranquilidad con internet» y que recomienda para aquellos que quieran mudarse a «un ambiente rural, tranquilo y sin semáforos, para poder disfrutar de las pequeñas cosas».

Para conseguirlo fue necesario la rehabilitación de un puñado de casas viejas, algunas con hasta más de 200 años, que se encontraban en Senderiz, un pueblo gallego cerca de la frontera portuguesa. «Las arreglamos y las convertimos en espacios creativos», cuenta Sadikovic.

En Sende también tiene una importancia capital la naturaleza social de los proyectos que se desarrollan. «Organizamos eventos gratuitos o que apoyan a alguna causa», explica Sadikovic. Por ejemplo, el pasado junio acogieron un Hackathon para refugiados, en el que durante 48 horas, «programadores, activistas, periodistas, creativos, abogados, estudiantes, voluntarios y profesionales de organizaciones no gubernamentales convivieron y desarrollaron, de manera colectiva y solidaria, soluciones innovadoras que pudieran ayudar a las personas refugiadas» y que este año tendrá una segunda edición.

En tan solo dos años, han pasado por el centro de Sende casi 900 personas, con procedencia de 44 países diferentes, que han desarrollado múltiples proyectos, desde la creación de start-ups o la organización de festivales de cine y de dibujo.