ENCUENTROS DE ECONOMÍA

Elena Massot: "Ya se venden en Barcelona pisos por más de 600.000 euros"

Entrevista a la consejera delegada de Vertix, Elena Massot

PROMOTORA. Elena Massot, durante el encuentro mantenido en la redacción de EL PERIÓDICO.

PROMOTORA. Elena Massot, durante el encuentro mantenido en la redacción de EL PERIÓDICO.

MAX JIMÉNEZ BOTÍAS / OLGA GRAU / BARCELONA

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El péndulo de la crisis inmobiliaria en Barcelona vuelve a tocar el extremo de la 'burbuja'. Los promotores vuelven a vender pisos a precios del 2007. Para Elena Massot, consejera delegada de Vertix, esta situación afecta solo a Barcelona y es consecuencia de la demanda extranjera.

OLGA GRAU: El sector inmobiliario ha pasado de una crisis sin precedentes a un cierto sobrecalentamiento, ¿cómo lo interpreta?

ELENA MASSOT: En Barcelona, en concreto, y en determinadas zonas, se está produciendo ya sobrecalentamiento. En parte, se debe a la demanda extranjera, que está dispuesta a pagar un sobreprecio que la demanda local no lo está. Se trata de inversores particulares, pero también de fondos de inversión.

MAX JIMÉNEZ BOTÍAS: ¿Qué papel tiene la demanda extranjera sobre la subida de precios?

E. M.:  Hay un confluencia de varias razones en esa subida de los precios. La demanda extranjera afecta. La actuaciones de los fondos, también: tienen objetivos claros de compra y tensionan los precios al alza. Pueden comprar caro porque tienen liquidez para hacerlo.

O. G.: Barcelona, además, tiene más atractivo para los fondos.

E. M.: Barcelona y Madrid. En Madrid también hay mucha actividad, y en Barcelona también, pero como hay poca promoción de obra nueva, los precios se van al alza. Cuando tienes una promoción pequeña en el Eixample puedes poner precios altos. Tasamos la semana pasada una con pisos de tres dormitorios a 600.000 euros, en Mallorca-Muntaner. 620.000 los más grandes y los más pequeños, a algo más de 500.000 euros.

SALVADOR SABRIÀ: Esos son precios precrisis, ¿no?

E. M.: En Barcelona hay algunas promociones que tienen ya precios de venta de antes de la crisis.

O.G.: ¿Qué se está haciendo mal para que volvamos a una situación como la de la burbuja?

E. M.: Creo que la gente de mi generación está inoculada contra eso para los próximos años. Pero hay agentes nuevos en el sector. Inversores que actúan aquí, pero que toman las decisiones desde Londres. Y puede ocurrir que tomen decisiones diferentes a las que se tomarían si estuvieran directamente sobre el terreno.

S. S.: En el 2006, el 75% del precio de un piso correspondía al suelo. ¿Se ha llegado ya a esa proporción?

E. M.: Es posible que alcance ya el 60% del precio en Barcelona. A medida que te alejas de la capital, la presión sobre los precios baja y las proporciones son ya diferentes. Primero ocurre en Barcelona y luego en Sant Cugat. En Sant Cugat no está en niveles precrisis todavía, pero también hay más oferta que en Barcelona comparada con la demanda.

M.J.B.:  ¿Dónde construye Vertix?

E. M.: Tenemos un pulmón importante en El Prat de Llobregat en una de las áreas residenciales estratégicas (ARES). Tenemos un ritmo de producción de entre 60 y 80 piezas al año, con unos precios de entre 215.000 y 220.000 euros. Era suelo que teníamos en cartera desde hace años y ahora lo que hacemos es desarrollarlo. En Viladecans tenemos un par de promociones; en Argentona, arrancaremos otra y en Sitges tenemos un sector en desarrollando.

S.S.: ¿No se está produciendo demasiada presión sobre los precios del suelo, también?

E. M.: Si el precio de venta ya está tensionado es porque el precio al que se ha comprado el suelo también lo estaba. No lo tome como una estadística del todo fiable, pero en determinadas zonas, el precio del suelo crece a un ritmo anual del 20%.

M. J. B.: Pero los precios de la vivienda suben a un ritmo del 8% anual. La diferencia es grande.

E. M.: Eso es relativo, en Barcelona, la subida de precios es superior, y en la medida en que te alejas de la capital, desciende. Si se hace una media de Catalunya da ese valor. Pero esa media, en realidad no quiere decir nada. El mercado es muy local.

S.S.: ¿La creación de las ARE permitió la creación de una reserva de suelo suficiente para impedir una nueva burbuja?

E. M.: En los años precrisis, todo el mundo compraba: la primera vivienda, la segunda, la tercera y la de inversión. Eso provocó un alud de demanda que exigía la producción de muchos activos. No creo que vuelva a pasar, la gente está escaldada y los bancos son más conservadores.

M.J.B.: También hay un cambio cultural, sobre todo entre los jóvenes, que tienden más hacia el alquiler.

E. M.: Yo no lo veo. En la promoción de El Prat, el perfil del cliente que compra corresponde a familias muy jóvenes. Me sorprende, pero son parejas de 25 años. La gente que puede se compra un piso, como siempre.

O. G.: ¿No es eso consecuencia de la situación que han alcanzado los alquileres?

E. M.: No lo creo, porque eso estaba pasando en un momento en el que el alquiler estaba más barato. Y en el Prat, no se han disparado como en Barcelona. Es verdad que como los bancos no financian el 100% del valor de la vivienda, hay mucha gente que no puede acceder a la compra y opta por el alquiler. Luego, la compra se mantiene como una alternativa de inversión. Quienes compraron antes de la crisis han ganado, patrimonialmente.

O. G.: Pero una vivienda no debería ser un elemento de especulación.

E. M.: La vivienda es especulativa o no, según la intención con la que se compre. La familia que compra para vivir, no tiene interés especulativo.

O. G.: La cuestión es si la vivienda tiene que seguir siendo la principal fuente de ahorro de una familia.

E. M.: ¿Y por qué no?. No entiendo las máximas tendenciales como que ahora todo tiene que irse hacia el alquiler. Quien quiera comprarse un piso tiene que poder hacerlo y quien quiera ir de alquiler, tiene que tener la opción de hacerlo igualmente. Pero no creo que haya un cambio de tendencia absoluta de gente joven que quiera irse a vivir de alquiler.

M.J.B. ¿Hay que poner límites de precios en el mercado, como ahora se propone la Generalitat?

E. M.: No me parece que sea el camino. ¿Cómo lo quieren hacer? Con un precio medio sobre Barcelona. Y si es así, cómo se compara un piso de 100 metros en Pedralbes y uno de 50 en Ciutat Vella… Si son capaces de hacerlo y lo hacen bien, aplaudiremos, pero me parece muy difícil porque el mercado es muy heterogéneo.

S.S.: ¿Se ha convertido la ocupación ilegal en un problema?

E. M.: Se ha convertido ya en una vergüenza para el país. Hemos tenido pisos ocupados y es un drama. No hay ninguna regulación para eso. Y no piensen que son familias necesitadas. En la mayor parte de los casos son jetas, gente que quiere vivir por la cara. No digo que no haya pisos ocupados por familias necesitadas. Estamos permitiendo algo que va contra el derecho a la propiedad y lo único que se hace es derivar el problema a los propietarios.

M.J.B.: Falta un parque de vivienda social suficiente.

E. M.: Es verdad, pero lo podían haber hecho las administraciones. Han tenido el suelo y en lugar de usarlo para ese parque de vivienda social ha preferido venderlo. Y ahora trasladan el problema al sector privado.

O. G.: La relación entre el sector y la política ha tenido diferentes claroscuros que ha dejado un largo rastro de corrupción. ¿Ha superado ya este país ese periodo?

E. M.: Se ha producido en el pasado, pero es verdad que hay más gente que trabaja de forma legal que no. Tal vez habrá que hacer un sistema de financiación de partidos diferente y más transparente. ¿Se ha acabado ya con la corrupción? Se han producido unas elecciones con unos resultados que favorecen a partidos implicados en diferentes escándalos de corrupción, con lo que parece que la corrupción no preocupa demasiado. Eso me hace pensar que no hemos acabado con este problema.

S.S.: Como vicepresidenta de FemCat, ¿cómo ve el proceso independentista de Catalunya?

E. M.: La gente tiene derecho a decidir. Y todo el mundo tiene el deber de respetar lo que la mayoría decida. Me parece tan básico y democrático que discutir eso es como discutir las raíces de nuestro sistema. Esta obcecación en no dejar votar sin ninguna otra salida política, esta desfasada. Y esa actitud genera tensiones, postureo y conflicto. Si este problema se hubiera afrontado antes se habría solucionado de una forma mejor. Ahora es más complicado. Pero si una mayoría social quiere votar, qué problema hay: ¿No se ha votado en Escocia y en Canadá?.