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El Año Nuevo

Manifestación de Afectados por la la Hipoteca en Lleida, el pasado día 16.

Manifestación de Afectados por la la Hipoteca en Lleida, el pasado día 16. / periodico

MANEL FUENTES

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El 2013, supersticiones al margen, no parece un buen año. Nadie augura que este número sea el que vea la salida de la crisis. Nadie se atreve a asegurar que las cosas van a ir a mejor durante los próximos 365 días, e incluso los agoreros de antaño pronostican que los recortes van a ser más severos, las pensiones van a ser reestructuradas a la baja y el paro todavía no va a tocar fondo. Sí, todo apunta en la mala dirección, pero ante estas profecías, a algunos aún nos entran más ganas de desafiarlo. No nos podemos esperar al 2014 o al 2015. Este 2013 está aquí para ser vivido. Y seguro que nos va a dar algunas alegrías.

Serán alegrías compartidas ya que la colaboración ciudadana va a ser una de las claves del 2013. Unión y colaboración para la lucha, como ya nos han demostrado losactivistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Unión y colaboración para la ayuda y la solidaridad, como la del Banc dels Aliments, Cáritas o tantas otras. Unión y colaboración para tirar hacia delante a través delcrowdfundingo de la asociación de empresas y profesionales para proyectos concretos.

Casi nadie es ajeno a sus vecinos, a los que lo pasan mal, a los que necesitan que les echemos una mano. Y eso nos cohesiona. Como también nos une la indignación ante la dirección interesada de la salida de esta crisis por parte del mundo político y financiero, tan cómplice e impune como fue en iniciarla.

Este año también ha de ser importante para que consigamos un poco más de oxígeno social para hacer nuestra democracia más respirable. Y eso nos exige a nosotros.

Gabriel Jacksonescribía hace unos meses que delante de la esperanza de ver a la gente en la calle aglutinados por el movimiento Occupy Wall Street, se acercó a ellos y les preguntó: ¿de poder cambiar una regla del sistema financiero, qué cambiarías? Y en ese momento no encontró respuestas concretas y convincentes. Tal vez, en ese momento tampoco eran exigibles. Entonces se trataba básicamente de mostrar nuestro rechazo, de poner un «así, no» gigante ante los que no dudaron en atropellarnos y traspasarnos sus deudas. Pero en el 2013 tenemos que atarlos en corto. Ya cometieron suficientes errores como para que paguen por ellos, y estoy seguro de que nuestros jueces, los mismos que han dicho que la ley de los desahucios es profundamente injusta, van a ir a buscar a losresponsbles de Bankia y otras entidades que nos han arruinado para llevarlos ante la justicia.

Estoy seguro de que en el 2013 seremos más exigentes y vigilantes para con lo público. Lo cual quiere decir que tendremos más cuidado con lo que es de todos. Y lo sabremos valorar sin malgastarlo. En el 2013 veremos cómo va creciendo esta gran conciencia colectiva que ya está en marcha, al tiempo que le volveremos a dar ese valor infinito que tienen las cosas sin precio. Será un año de abrazos, de miradas, de notar y hacer sentir el vínculo, el sentimiento de comunidad, de pertenencia a un colectivo y de tratar de salir todos juntos de este atolladero. El 2013 nos espera a todos. No tiene buena prensa, pero juntos nos lo vamos a ganar.