Al contrataque

El otro referendo

Mariano Rajoy (izquierda) y François Hollande abandonan una rueda de prensa, el pasado 10 de octubre en París.

Mariano Rajoy (izquierda) y François Hollande abandonan una rueda de prensa, el pasado 10 de octubre en París. / PW/saa/ys

MANEL FUENTES

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Es urgente que hagamos un referendo en España. De momento, sin banderas ni coacciones sentimentales de por medio. El referendo debe ser para saber si queremos que España sea un nuevo Estado de la Unión Europea, porque está más que demostrado que este en el que estamos no funciona. Los políticos que han ocupado la Moncloa en los últimos 30 años han sido incapaces de hacer una red de infraestructuras con una lógica económica. Han dilapidado nuestro dinero en AVE que no tienen ni un solo kilómetro rentable, en aeropuertos inútiles, pabellones innecesarios en la dimensión que se hicieron y en estructuras de Estado faraónicas cuando nosotros deberíamos ser un país humilde y trabajador. Pagamos hasta seis niveles de Administración sin reparar en duplicidades, y aquí nadie da su brazo a torcer.

Sentencias de muerte

En la época del «España va bien», se firmó una de nuestras sentencias de muerte cuando, al entregarnos a la burbuja inmobiliaria, nos hicimos esclavos del crédito sin ningún control efectivo ni de los bancos, ni de las cajas politizadas, ni de los ciudadanos a los que empujaban a entrar en Disneylandia sin tener dinero para la entrada. Y no vale decir que los ciudadanos ya sabían dónde se metían porque, como demostrará la justicia, en muchos casos eso no fue así. Además, quien tiene que calibrar más los riesgos es quien hace el negocio del préstamo, y ese era el banco o la caja de ahorros. La segunda sentencia no hace tanto que la rubricamos. Fue cuando nos hicieron creer que teníamos que salvar a los bancos, y asumiendo la deuda privada desde la pública nos estamos cargando el país. La justicia es lenta y todavía no ha puesto en su sitio ni a los responsables de Bankia ni a los reguladores que no regularon ni a los políticos que lo permitieron. Ahora Europa espera que Rajoy pida el rescate, y como dice que no lo necesita esperando que pasen las elecciones gallegas y vascas y que otros estén también con el agua al cuello, como los italianos, vete a saber si cuando lo haga, las condiciones impuestas ya no serán las mismas, o los que nos tienen que rescatar nos dirán entonces que no.

Nos dicen que subirán las pensiones cuando en realidad los pensionistas tendrán menos poder adquisitivo que antes. El FMI dice que seremos el penúltimo país en crecimiento del mundo en el 2013 y Standard & Poor's nos ha rebajado la nota de la deuda hasta dejarla a un paso del bono basura, o sea que, de seguir así, estaremos a un paso de la quita en la deuda y a ver quién nos financia entonces. Como la deuda española está en nuestros bancos, estos pueden tener serios problemas de nuevo y, por eso, Rajoy y Hollande quieren ya la unión bancaria europea, para que salven de nuevo a los privados. Y así va pasando la deuda, de privada a pública y de pública a privada, contaminándolo todo y destrozando a miles de ciudadanos por el camino. Basta ya de impostura. Aquí hay demasiado pícaro que bajo la idea de patria, sea la que sea, no ha construido un Estado sino un negocio intereconómico, que a muchos lo que les provoca es el rechazo más absoluto. La calle les espera. O le dan respuesta o ellos la llenarán.