BALONCESTO

La cuenta atrás de Ricky

El base de los Wolves está "como loco" por recibir el alta médica y volver a las pistas

Ricky Rubio, el pasado mayo, en la presentación de su campus

Ricky Rubio, el pasado mayo, en la presentación de su campus / periodico

LUIS MENDIOLA / BARCELONA

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Ricky Rubio está a punto de poner fin a una etapa negra en su trayectoria en la NBA. Esta semana viajará a Los Ángeles para someterse a una revisión de la que espera salir con el alta médica. Han sido cuatro meses apartado de las pistas a causa de una lesión en el tobillo izquierdo que le condicionó toda la pasada temporada.

En total, Ricky solo pudo jugar 22 encuentros. Un fuerte esguince de tobillo lo tuvo fuera de noviembre a febrero, cuando reapareció. Las molestias, sin embargo, no acabaron de desaparecer y eso le obligó pasar por el quirófano en abril para limpiar la zona del cartílago. Una campaña que empezó con buenas sensaciones, ejerciendo el liderazgo en el vestuario (la marcha de Kevin Love le ayudó) se truncó de repente, dejándole un amargo sabor de boca.

"Estoy como loco por que me den el alta y poder empezar a hacer baloncesto. Tengo ganas de que en Minnesota vean al mejor Ricky", cuenta el jugador de El Masnou, camino de su quinta temporada en la Liga. "Le he dedicado mucho tiempo a la recuperación y ahora podré empezar a trabajar en la pista, aunque sin hacer ejercicios de impacto. Pero los médicos son optimistas. El plan ese poder empezar la temporada con toda normalidad, aunque los plazos también se van modificando en función de la evolución de la lesión", apunta el base de 24 años.

En este tiempo, Ricky ha podido disfrutar de su familia ("el estar en casa, lo ha hecho más llevadero") y tirar adelante su campus de verano, pero no ha descuidado ni un día su forma con la práctica del paddle surf y la bici y la ayuda de un fisio enviado por los Timberwolves que le ha acompañado en El Masnou.

Dolor por el Eurobasket

 "No habría llegado a tiempo para el Eurobasket por mucho que hubiera forzado", dice Ricky sobre la cita que le aguarda a España en septiembre, y en la que también causarán baja Navarro, Calderón Marc Gasol. "Me habría encantado ir porque es jugar al lado de tus amigos y eso no sabemos cuántos años durará. Voy a estar apoyando desde la televisión. Será complicado, pero la presencia de Pau da mucho crédito y también la de cuatro jugadores del Madrid que han sido campeones de Europa".

Además de la baja, Ricky tenía un compromiso moral con los Timberwolves, que le firmaron a finales del pasado año un nuevo contrato por cuatro temporadas y 56 millones de dólares. "Minnesota confió en mí desde el principio y yo espero tener esa continuidad para devolverles su apoyo en la pista. Creo que soy un jugador mucho mejor, con más experiencia", explica, sin arrepentirse por firmar el acuerdo antes de la lluvia de millones que ha supuesto el nuevo contrato de televisión con la NBA, que ha disparado la nómina de la mayoría de las estrellas.

"Lo firmé y estoy contento con lo que hice", admite Ricky, que está esperanzado con la nueva etapa que se abre en la franquicia con la llegada del número uno del 'draft', el pívot Karl Anthony Towns,. "Es un jugador muy versátil, poderoso físicamente y que puede tener impacto importante en la Liga", descubre.

Pero la llegada de Towns, unida a la presencia del número uno del 'draft' del 2014, Andrew Wiggins, y la del número uno del 2013, Anthony Bennett, hace que se eleve la exigencia sobre el equipo. "La presión cada año es más fuerte. Al tener a estos números unos, la gente empieza a pedir resultados inmediatos", asume Ricky. "Creo que estos últimos años, hemos demostrado que tenemos potencial. Cuando no tuvimos lesiones llegamos a las 40 victorias y eso quiere decir que hay material. Si conseguimos mantener al equipo sano, aspiro a que entremos en los 'play-off'".