GENTE DE LES CORTS

Martón Quartino, vigilante de piscina: "Siempre hay que hacer caso al socorrista"

Con el inicio del verano, Esports UB destapa su piscina y cambia los usuarios universitarios por grupos escolares y familias de Les Corts. Allí trabaja como socorrista Martín Quartino desde hace cuatro años.

Este experto en salvamento protege cada día a los bañistas de la psicina de la UB

Salvavidas 8 Martín Quartino, en la piscina de la UB que vigila.

Salvavidas 8 Martín Quartino, en la piscina de la UB que vigila.

LUIS BENAVIDES
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Martín Quartino (Montevideo, 1979) hace el turno de mañanas en la piscina de Esports UB (Diagonal, 695), un complejo deportivo originalmente dirigido a los estudiantes de la Universitat de Barcelona (UB). Durante la entrevista, aunque solo hay cuatro avezados nadadores, Quartino no pierde detalle del agua.

-Para usted, el socorrismo no es un trabajo de temporada.

-Hay muchos compañeros que solo trabajan en verano, pero esta piscina se puede cubrir y está abierta todo el año. Cuando llegué a Barcelona, hace seis años, comencé como socorrista en las playas de Sitges, un trabajo que alternaba con la temporada de verano en Uruguay.

-¿Estuvo mucho tiempo así?

-Hasta que conocí a una catalana en la playa. Me casé con ella y ya no me moví (risas).

-¿Por qué escogió Barcelona?

-Me apetecía probar la experiencia de vivir en otro país y aquí ya tenía buenos amigos. Y me gusta mucho. El clima aquí es más benevolente -en Montevideo llueve mucho- y el carácter de la ciudad es muy cosmopolita.

-¿Allí también hay un polideportivo del tamaño de Esports UB?

-¡No, esto es muy grande! Lo único que recuerdo parecido, con tanto verde, es un club de tenis, pero es bastante más exclusivo. Aquí los abonos son asequibles. Vienen universitarios pero también muchas familias.

-En esta piscina lleva trabajando unos cuatro años. ¿Echa de menos la arena de la playa? 

-Un poquito. El trabajo en la costa es más dinámico, puedes tener más marrones, y eso engancha. La gente se piensa que el Mediterráneo es una piscina y se confían demasiado.

-Si le gusta la acción, aquí en verano debe ser una locura con tanto niño de colonias.No tanto. Aunque vienen muchos niños y jóvenes con los campus de verano. Unos 1.000 entre 4 y 16 años durante la temporada estival. Pero se compensa porque muchos usuarios habituales, que son universitarios, dejan de venir cuando están fuera de vacaciones.

-

-¿Qué consejos da a los usuarios de la piscina para evitar accidentes?

-El mejor consejo que puedo darles es que siempre hagan caso al socorrista, y ante cualquier duda consultarle. Les recuerdo que el agua no es nuestro medio natural, pero con precaución no tiene porqué pasar nada.

-¿Ha salvado muchas vidas en esta piscina de Les Corts?

-El año que tuve más rescates fue el pasado, y solo fueron dos: un niño de 9 años y una chica de 19. El primero no dijo a nadie que no sabía nadar, ni a la profesora ni a sus compañeros. Iba con manguitos y me fijé en su manera de entrar en el agua...

-¿Notó algo raro?

-Sí, nada más entrar se quedó boca abajo. La observación es muy importante en este trabajo. Niños y mayores requieren el doble de atención.

-¿Y la chica de 19?

-Se puso nerviosa cuando descubrió que no tocaba con los pies y tragó mucha agua. Se quedó en un susto.

-¿Cuando decidió que se dedicaría al socorrismo? 

-Fue con 21 años, después de sufrir una mala experiencia en el mar. Nadé hasta la segunda rompiente con un amigo y acabé agotado... Tuvo que sacarme mi hermano.

-¿Su hermano también era socorrista?

-No, incluso nada peor que yo (ríe). Pero sí, con esa acción se podría decir que él fue el primer socorrista de la familia.