Al contrataque

El 'caso Ismael'

JULIA OTERO

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¿Cómo que caso Nevenka? La cosa empezó mal y está continuando peor. El bautizo del caso adoptó el nombre de la víctima y olvidó de tal forma el nombre del delincuente que éste se vio con suficiente coraje como para formar partido propio y volver a presentarse a las elecciones a la alcaldía de Ponferrada nueve años después de ser condenado por acoso sexual. Ismael Álvarez dijo entonces que «un mismo tema no dura una vida entera», que su condena no influiría en sus votantes y que, después de todo, su falta no había sido «tan grave». Lo espeluznante es que el acosador tenía razón y, en efecto, casi 6.000 ponferradinos fueron a votarle. Suficientes para tener cinco puestos en el ayuntamiento y, por tanto, la llave del consistorio.

De eso hace solo un par de años, los que ha estado gobernando tan ricamente el municipio el popular Carlos López Riesco, antigua mano derecha de Ismael Álvarez y quien le sustituyó en la alcaldía cuando tuvo que dimitir. Qué ocurrió entre ambos viejos amigos no se sabe a ciencia cierta. De lo que no hay duda es de que amor con amor se paga. Por supuesto que Ismael, el acosador, favoreció la investidura de su excompañero de partido. Hubiera sido una fea ingratitud no hacerlo cuando en el juicio que le condenó Lopez Riesco testificó a su favor y en contra de Nevenka. Sí, sí, como lo leen. El mismo PP que hoy da lecciones de moral y feminismo prêt-à-porter promovió una manifestación de apoyo y despedida al acosador sexual en la que participaron todos los alcaldes pedáneos populares. Allí estaba también López Riesco, entonces alcalde en funciones de Ponferrada. «Ismael, eres el mejor», coreaban en compañía de unas 3.000 personas en la plaza de Fernando Miranda de Ponferrada. Corrían los primeros días de junio del 2002 y en aquel acto de desagravio al delincuente la entonces portavoz del PSOE en Ponferrada, Charo Velasco, se llevó una pancarta y un eslogan: Justiciera y criticona, los ponferradinos no te apoyan.

Nevenka nunca les importó

Pues bien, ese mismo PSOE 11 años después decide aprovechar la brecha abierta entre viejos amigos para hacerse con la alcaldía. No se puede ser más incompetente. Primero por pactar y segundo por justificarlo con una frivolidad solo comparable a la que usa el PP para despegarse ahora de una realidad muy bien documentada en las hemerotecas. El PP no solo abandonó de forma miserable a su también militante Nevenka Fernández -no hubo ni una sola manifestación de apoyo o solidaridad con ella durante el proceso-, sino que aprovechó los votos del hoy apestado Ismael para hacerse con la alcaldía en el 2011. La conclusión es asquerosamente sencilla: Nevenka nunca les importó lo más mínimo. Unos y otros creyeron que la frágil memoria colectiva sepultaría y borraría los cimientos sucios sobre los que se asienta a veces el poder. Solo su cinismo está a la altura de su estupidez.

Deseo que, desde su autoexilio británico, Nevenka celebre que por primera vez el pasado persigue al verdugo y no a su víctima.