A un día de la inauguración

El mundo discute la factura de los Juegos de Putin

Especialistas económicos ponen en duda la rentabilidad del proyecto para la región y el país

La pertiguista Isinbayeva, alcaldesa de la villa, habla al oído a Putin.

La pertiguista Isinbayeva, alcaldesa de la villa, habla al oído a Putin.

JOAN CARLES ARMENGOL

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Los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi, conocidos ya como los Juegos de Putin, echarán a andar oficialmente mañana en medio de la expectación porque empiece la competición y las dudas sobre la rentabilidad que puedan ocasionar en el país que los acoge, Rusia, más allá de la operación de prestigio personal que representan para el presidente, anclado en el poder desde el 2000.

Vladímir Putin ha intensificado en los últimos días la campaña de lanzamiento del acontecimiento, que califica como el más importante del país desde la caída de la Unión Soviética, en 1991. «Elegí personalmente este sitio», ha presumido Putin en un programa de la cadena pública de televisión Rusia 24, que será emitido mañana. «Los Juegos de Sochi han sido un gran proyecto, la mayor obra del mundo», reiteró ayer en un encuentro con el equipo ruso, alojado ya en la Villa Olímpica de Sochi. Putin se paseó por las instalaciones acompañado de la pertiguista Yelena Isinbayeva, una de sus mejores propagandistas y designada alcaldesa de la villa donde se alojan los deportistas.

El líder del Kremlin se congratuló del «total consenso para la celebración de los Juegos, un proyecto nacional al que Rusia se ha encaminado durante siete años». Putin también destacó el empeño en garantizar la seguridad de los Juegos, asunto al que la organización destinará 92.000 agentes, una de las cifras estratosféricas que marcarán unos Juegos que serán de todo menos modestos y baratos, y de los que se cuestiona ya su rentabilidad económica para la región y la imagen que dejarán en la opinión pública.

ALTO COSTE, MALA PUBLICIDAD / Ayer mismo, la agencia de calificación Moody's emitió un informe en el que ponía en duda que la inversión de 37.000 millones de euros (lo que convierte a los de Sochi en los Juegos, de invierno o verano, más caros de la historia) reporte beneficios o un impulso remarcable a la economía rusa. De momento, el rublo ha bajado el 5% con respecto al dólar y el crecimiento económico previsto para el 2014 apenas alcanza el 2%, muy por debajo de la media del primer mandato de Putin como presidente, del 2000 al 2008. «Los beneficios potenciales de acoger estos Juegos se ven mermados por su alto coste y la mala publicidad que se desprende de ellos», dice el informe de Moody's. A esta mala publicidad contribuyen las cuestiones extradeportivas que han monopolizado las semanas previas al inicio de los Juegos, especialmente la corrupción, la seguridad, el terrorismo y la homofobia que se desprende de una ley rusa de junio del 2013 que prohíbe la propaganda homosexual en el país.

Sobre Sochi pende la amenaza de atentados, como las acciones suicidas de finales del año pasado en Volgogrado. Rusia no solo afronta los problemas de los conflictos territoriales en Chechenia y Daguestán. También están relativamente recientes los de Osetia del Sur y Abjasia, república que pretende separarse de Georgia y que prácticamente limita con Adler, localidad pegada a Sochi donde se disputan todas las disciplinas de hielo.