25 AÑOS DE LOS JUEGOS DE BARCELONA

El verano inolvidable del 92

Los JJOO quedaron grabados a fuego en la memoria de varias generaciones

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zentauroepp39159647 barcelona 1992 juegos olimpicos olimpiadas serrat llevando170718181051 / DERECHOS RESERVADOS

BEATRIZ PÉREZ

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Uno de los recuerdos más vivos que varias generaciones de barceloneses tienen de los JJOO de 1992 no pertenece a ese año, sino a 1986. Casi todos recuerdan dónde estaban el 17 de octubre de 1986, a las 13.28 horas, cuando Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, anunció desde Lausana el nombre de la ciudad que habría de acoger los siguientes Juegos. «À la ville de...». Silencio. Catalunya entera estaba pendiente de la radio y la televisión. «... 'Barsalona'». Y la ciudad enloqueció.

«Recuerdo la explosión de alegría en el hospital de Vall d'Hebron cuando Samaranch lo anunció. Todos sabíamos qué estaba pasando», rememora <strong>Josep Sánchez de Toledo</strong>, jefe de Oncología Pediátrica de este hospital. «Y recuerdo en especial la alegría de mis hijos, que entonces tenían 12 y 15 años. Para ellos fue la entrada en la globalización, su primer contacto con gente de otros países», prosigue.

Si hay una imagen que Sánchez de Toledo guarda en su mente esa es la de <strong>Fermín Cacho</strong> haciéndose con el oro olímpico en 1992. «Estaba bajando el río Vero, en Aragón, con unos amigos. Vimos a Cacho ganar la final en un bar. Aún tengo un cassette del coche que recoge su victoria». Para el médico, la emoción colectiva en torno a aquellos Juegos se entremezcló con el gran momento profesional que la oncología pediátrica vivía en los 90. «Habíamos dado un gran salto en el aumento de la supervivencia».

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Ada Colau","position":"ALCALDESA DE BARCELONA","text":"\"Fue el verano de mis 18 y me fui sola en Interra\u00edl\""}}Ada Colau cumplía en 1992 su mayoría de edad. Entonces no imaginaba que, 25 años después, sería la primera alcaldesa en la historia de una Barcelona que se colocaba poco a poco en el mapa. Paradójicamente, el turismo es hoy uno de los grandes retos que afronta su gobierno. «Aquel año yo estaba más pendiente de poder viajar sola en Interraíl que de los Juegos», reconoce. Siguió, ya en septiembre, los Juegos Paralímpicos. «Unos tíos míos habían tenido un accidente de coche, que afectó a mi primo. Estuve acompañándolo a él».

Para la alcaldesa, el impacto de los JJOO en Barcelona, con Maragall al frente, fue positivo. «Pero, como toda gran inversión, tiene sus sombras —continúa—. Dejamos escapar la oportunidad de hacer un gran parque de vivienda pública. Se planteó hacerlo en la Vila Olímpica, pero se descartó».

Por otro lado, Colau también lamenta que la construcción de las Rondas trajera consigo un incremento del uso del coche. «Hoy, necesitamos promover el transporte público y más infraestructuras para el mismo», dice.

Su predecesor en la alcaldía, Xavier Trias, era 'conseller' de Sanitat de Jordi Pujol en 1992. «El Hospital del Mar hizo un gran esfuerzo para darle todo el apoyo a la familia olímpica», destaca. También hace hincapié en la colaboración de las distintas instituciones para que todo fuera un éxito. «Catalunya tuvo una proyección internacional», subraya el exalcalde.

«COMPLICIDAD»

«Me hice con una acreditación total para poder seguir los Juegos. Aquellas semanas me pateé la ciudad con mi hija María». Son palabras de Joan Manuel Serrat, quien asegura que aquellos fueron «días de gran intensidad». «Y la victoria de Cacho, extraordinaria», dice el cantautor.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Joan Manuel Serrat","position":"CaNATAUTOR","text":"\"La gente en la calle se saludaba sin conocerse\""}}

«Pero lo que recuerdo con mayor emoción fue el día de la nominación de Barcelona. La complicidad de los barceloneses. La gente se saludaba por la calle sin conocerse de nada. Fue un éxito de todos», rememora Serrat, quien destaca que, a raíz de los Juegos (y, sobre todo, de su apertura al mar), Barcelona cambió «muchísimo». «Comenzó a sonar de otra forma. Esta ciudad cambió sus costumbres y vivió un verano inolvidable», añade.

El jurista y catedrático de Derecho Constitucional de la Universitat de Barcelona (UB) Xavier Arbós era becario en Florencia cuando Samaranch dio el anuncio. Aunque reconoce que al principio lo veía con escepticismo, después vivió el verano del 92 arrepintiéndose de no haberse integrado como voluntario en los Juegos. «Recuerdo pasear de madrugada por la Rambla y ver a los atletas con los chándales olímpicos. La ceremonia de apertura fue fascinante», comenta.

Y no olvida cómo sonaron tanto el himno de 'Els Segadors' como el español, ambos de modo «pacífico». «Con aquellos Juegos llegamos a lo más alto como comunidad —dice Arbós—. No sé si algo así se podrá repetir, hacen falta políticas de primer nivel para remar en una misma dirección».

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Josep S\u00e1nchez de Toledo","position":"ONC\u00d3LOGO PEDI\u00c1TRICO","text":"\"Recuerdo la explosi\u00f3n de alegr\u00eda en el hospital\""}}Salvador Alemany, presidente de Abertis, declara haber seguido «muy de cerca» los Juegos Olímpicos, pues entonces era presidente de la sección de baloncesto del FC Barcelona. «Fue impresionante la inauguración, con Epi [baloncestista, el último en llevar la antorcha] y Antonio Rebollo [arquero paralímpico que prendió la llama con una flecha]». Para Alemany los voluntarios fueron «determinantes».

El escritor Ignacio Martínez de Pisón, Premio Nacional de Narrativa 2014, tenía entonces 32 años. Recuerda el acontecimiento con menos emotividad. «Lo seguí más por la tele que en las calles o los estadios. Alguna gente aprovechó para alquilar su piso o habitaciones a turistas. Muchos barceloneses vieron aquello como un chollo y no quisieron dejarlo pasar». Con los Juegos, dice, se cerró la antigua sala Bikini, donde durante años se encontraron diferentes artistas. «La reabrieron en otro sitio, pero ya no fue lo mismo. Me temo que con ella desapareció también mi juventud». Nada volvió a ser igual desde aquel verano del 92.