La clave

Urdangarin, el duque proscrito

JUANCHO DUMALL

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El diarioEgin, clausurado en 1998 por orden del juezBaltasar Garzón, tuvo la osadía un año antes de dar en la sección de Deportes la noticia de la boda de la infantaCristinaconIñaki Urdangarin. El titular señalaba que un deportista vasco había contraído matrimonio con una mujer de la familia real española. Indiscutiblemente, era una forma de verlo. Lo curioso es que 15 años después la Casa Real estaría encantada de que aquel enlace no hubiera pasado de las páginas de balonmano a las, supuestamente más nobles, de actualidad política e institucional.

La Casa del Rey borró el sábado de su web oficial al yerno del Monarca, una manera de recluir a Urdangarinesta vez a la sección de Tribunales y de seguir castigando a quien fue proscrito en diciembre del 2011 por su «conducta no ejemplar». La decisión, se nos dice, no tiene relación con la última tanda de correos electrónicos filtrados porDiego Torres, socio del exbalonmanista en la empresa Nóos. En uno de esosmails,Urdangarincomete la torpeza de firmar como «el Duque em... Palma... do», ocurrencia impropia de alguien que pisa las más selectas alfombras. Porque lo que esa dudosa gracia indica es que él tampoco se toma en serio el título nobiliario concedido por el Rey con motivo del enlace. Y ya se sabe que en asuntos de la monarquía, el respeto a los símbolos es fundamental.

El pleno del jueves

Así que el todavía duque tiene por delante un horizonte complicado. El jueves el Ayuntamiento de Palma debatirá en pleno si se cambia el nombre de la Rambla, dedicada ahora a la insigne pareja, y si se insta al Rey a retirar el título honorífico después de que donIñaki, según la moción, se mofara tanto de la distinción como de la ciudad. Previsiblemente, el PP, que tiene mayoría absoluta en la capital mallorquina, votará en contra de la iniciativa de la oposición y salvará tamaño deshonor. Pero lo que no podrá parar el PP es una nueva comparecencia deUrdangarinante el juez, el 23 de febrero, esta vez con más pruebas incriminatorias.

La Casa Real ha borrado al duque en el ciberespacio. Borrarlo de la realidad será más complicado.