La clave

Los labios de Luis de Guindos

JUANCHO DUMALL

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El acto reflejo es echarse la mano a la cartera cuando un ministro anuncia que no subirán los impuestos. Lo volvió a hacer ayer el titular de Economía,Luis de Guindos, al negar categóricamente un aumento del IVA en el 2013. No hay que ser muy malpensado. La lista de incumplimientos del Gobierno en materia económica, tan amplia como conocida, aconseja no descartar nuevas vueltas de tuerca el año que viene si los objetivos de reducción del déficit no se cumplen.

El deterioro de la política como consecuencia de la crisis y del nuevo ultraliberalismo es tan grande que ya no sorprende a nadie que los gobiernos no solo incumplan sus promesas, sino que adopten medidas contrarias a las anunciadas en programas y declaraciones. Y la técnica siempre es la misma: las decisiones son presentadas como dolorosas, pero inevitables; como parte de un programa no escrito para que un día salgamos del agujero, cuando no como una exigencia de Bruselas o del FMI para que el Estado pueda seguir financiándose.

Lejos quedan los días en los que se consideraba que la mentira era el peor pecado de un político. «Eso es lo que hizo caer aNixon», se nos decía en los años setenta a los novatos en democracia que entonces éramos. Más tarde, en 1988, vimos aGeorge H. W. Bushpidiendo a los americanos que leyeran sus labios para enfatizar un mensaje: «No más impuestos». Ganó las elecciones, luego los subió, y no fue reelegido.

Si el Gobierno deMariano Rajoypuede mantener en España el poder aún con cierta comodidad pese a la retahíla de incumplimientos es solo porque su antecesor,José Luis Rodríguez Zapatero, cometió el mismo pecado.

Nuevo discurso

Pero esa situación no será eterna. Lo saben en el PP y por eso han empezado a abandonar el discurso de lo inexorable para articular uno nuevo según el cual el año 2013 será mejor que este, no habrá rescate «a la portuguesa», el equilibrio en la balanza de pagos muestra que nuestra economía es competitiva y, en resumen, se acercan los tiempos de la recuperación. No es solo una cuestión de fe. Solo hay que leer los labios deLuis de Guindos.