Al contrataque

Dimitir no es un nombre ruso

Juan José Güemes, en una imagen de archivo.

Juan José Güemes, en una imagen de archivo. / periodico

Jordi Évole

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Coincido con los que piensan que esta crisis no es solo económica, sino de valores. Pero creo que las cosas están empezando a cambiar, incluso en la cosa pública. Que se lo pregunten aDuran Lleida. Tras el 'escándalo Pallerols' y la petición de su dimisión por parte del resto de fuerzas políticas,Duran escribió en su blog: "Lo que importa es hacer daño al adversario aunque no se dan cuenta de que también se hacen daño a sí mismos". O sea, mejor seguir todos calladitos, no vayamos a hacernos daño.

La conducta deDuran esta semana pasada ha sido ejemplar: dijo que se iría si se demostraba queUnió Democràtica de Catalunya se había financiado ilegalmente. Y lo cumplió: se fue a Chile. Todo muy coherente. Y a pesar de esa demostración de honradez, parece que del líder democratacristiano empieza a no fiarse ni Dios.

EnMadrid se frotaban las manos viendo el escándalo que afectaba a un líder nacionalista catalán. La corrupción empieza a ser vista por algunos como el gran garante de la unidad nacional.

No hizo falta ni que acabara la semana para que asistiésemos a otro edificante episodio, este protagonizado por el exconsejero deSanidad de la Comunidad de Madrid.Juan José Güemes dejó su cargo en el 2010 para pasar a la empresa privada. Hace unos meses la empresa para la que ahora trabaja se hizo con la gestión de los análisis clínicos de seis hospitales públicos madrileños. CasualmenteGüemesformaba parte del Gobierno deEsperanza Aguirre cuando se privatizó este servicio. ¿Y qué? ¿Es malo lo que ha hechoGüemes? ¿Un hombre que ha luchado para acabar con la sangría de dinero público que va a la sanidad, consiguiendo que una empresa privada se haga con un servicio tan deficitario como la gestión de los análisis? ¿Y si a la empresa privada le va mal gestionando lo público? Que se jodan. (Utilizo esta expresión porque es habitual en su casa:Güemeses el marido deAndrea Fabra, otra lotería que le tocó a su suegro, donCarlos).

Rato, motivo de orgullo

Otra cosa. QueRodrigo Ratohaya encontrado trabajo tan rápido es algo que a todos nos debería enorgullecer. Tiene muchísimo mérito que un español de más de 60 años logre colocarse en el mercado laboral. A saber cuántos currículos tuvo que enviar el exvicepresidente del Gobierno para conseguir ese curro. La capacidad deRato para la gestión se puede medir viendo cómo funciona el Fondo Monetario Internacional, ahora que él ya no lo dirige. Resulta que, por Navidad, el FMI celebró el típico papeo de empresa. 'The Washington Post' ha publicado que este acto costó 500.000 dólares y que en el menú había hasta caviar. Un homenaje a la austeridad que le piden a los países.

Pero el ciudadano puede estar tranquilo. Porque en todos estos casos se ha actuado con transparencia. Aquí ya nadie disimula, porque no hay nada malo que ocultar. Por eso no acabo de entender la ironía que se esconde en la pintada que corría esta semana por la red: "Dimitir no es un nombre ruso". ¿Seguro que no es un nombre ruso?