ELECCIONES EN EL PAÍS MÁS POBLADO DE ÁFRICA

Voto en mitad del terror en Nigeria

El país africano elige presidente entre ataques yihadistas y bajo la amenaza de descomposición del país La violencia y el fiasco del sistema electrónico obligan a alargar los comicios hasta hoy

Jornada electoral complicada 8 Ciudadanos esperan para votar en un colegio de la capital, Abuja.

Jornada electoral complicada 8 Ciudadanos esperan para votar en un colegio de la capital, Abuja.

BEATRIZ MESA / RABAT

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Una calma asesina se sintió ayer en Nigeria. Los 36 estados del país hicieron cuanto pudieron para extremar las medidas de seguridad y tratar de garantizar, sirviéndose incluso del Ejército, el derecho al voto en las elecciones presidenciales más reñidas en el país africano. Sin embargo, a la violencia política habitual en estos casos se sumaron los ataques yihadistas de Boko Haram contra centros de voto, causando la muerte de al menos 50 personas y tiñendo de negro la cita electoral. Y por si todo eso fuera poco, el nuevo sistema de acreditación electrónica para votar falló estrepitosamente en muchos puntos del país. De modo que en varias zonas las votaciones quedaron pospuestas, en principio hasta hoy.

Pero pese a la tensión que se respiraba y la sombra yihadista, los nigerianos fueron a votar masivamente. De los 14 candidatos en liza, solo dos pueden ganar: el actual presidenteGoodluck Jonathan, de confesión cristiana -predominante en el sur-, y Muhammadu Buhari, musulmán, la religión mayoritaria en los estados del norte. Dos favoritos que expresan la polarización del país y el origen de su desintegración, y que han llegado a estos comicios prácticamente en empate técnico.

Corrupción y desigualdad

El descontento por la gestión del Gobierno frente al terrorismo y el aumento de las desigualdades en el país más poblado -alrededor de 175 millones de habitantes- y con una de las economías más fuertes de África -sustentada en los dos millones de barriles de petróleo exportados a diario- hacen pensar en una derrota del presidente Jonathan, pero a fin de cuentas el resultado dependerá de factores como el fraude, la intimidación y el clientelismo a los que han jugado los aspirantes y sus respectivos partidos. Algo parecido se vivió en el 2007, en unas elecciones que fueron calificadas por los observadores de la Unión Europea como «las peores» a las que habían asistido. En estas el panorama no es más alentador.

Las políticas de Jonathan han avivado la indignación popular en una población mayoritariamente muy joven, que busca una salida profesional en los tráficos de armas, de drogas o de personas. Esta situación se entiende cuando se observa el abandono por parte de la Administración central de los estados del norte; un Ejército fuertemente represor, una corrupción galopante y una élite beneficiaria de las rentas del petróleo que ha abierto las puertas al crimen organizado.

Una fuente de los servicios de información citada por el diario Le Monde alertaba de que «numerosas armas han sido distribuidas en muchas partes del país» para abortar los resultados electorales. Hay jóvenes que no aceptarán la derrota de su candidato y se preparan para iniciar una ola de violencia. De hecho, y a pesar de que el Gobierno decretó el cierre de las fronteras y prohibió durante toda la jornada electoral circular con vehículo, los ataques ya empezaron ayer, obligando el cierre de colegios que prevén reabrirse hoy. En mitad del terror.