tensión en el país caribeño

Venezuela se rompe

Gobierno y oposición, cada uno por su lado, miden sus fuerzas este domingo en dos consultas paralelas sobre la reforma constitucional que defiende el presidente Nicolás Maduro

Nicolas Maduro

Nicolas Maduro / periodico

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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La sociedad venezolana pone este domingo en escena otra vez sus profundas divisiones políticas que reafirman los augurios de una mayor confrontación. De un lado, el Estado realiza un simulacro nacional de elecciones constituyentes que deben realizarse el 30 de julio. Al mismo tiempo, la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), ha puesto es marcha su desafío más ambicioso desde que comenzaron las protestas en abril: ha convocado a la población a expresar su rechazo a la reforma de la Carta Magna a través de una consulta simbólica y sin aval de las autoridades electorales.

Tanto el chavismo como la oposición vienen subiendo sus apuestas en los últimos días y todo parece indicar que nada podrá frenar la dinámica creciente del enfrentamiento. El ala dura de la MUD espera que los venezolanos no solo se muestren contrarios a cambiar el texto fundamental y a favor de comicios libres. También deben pronunciarse sobre la necesidad de que las Fuerzas Armadas funcionen como garantes de la Constitución y no sean un mero eslabón del Gobierno.

La coalición, donde conviven sectores radicalizados de derecha, fuerzas de centro y socialdemócratas, asegura que recolectará millones de firmas en los 2.033 centros habilitados (plazas, parques, iglesias, canchas y escuelas privadas) dentro y fuera del país. Si cada participante tarda 60 segundos en participar, se podría llegar a los 8,9 millones. “Hemos querido que este proceso cívico tenga una legitimidad importante. Hay una comisión de garantes integrada por rectores universitarios. Además, tendremos expresidentes, observadores internacionales”, ha dicho Negal Morales, uno de los dirigentes de la MUD.

La MUD ha invocado la misma Carta Magna al explicar las razones de preguntarle a la sociedad si avala el camino de la constituyente. El gobernador del estado Miranda y excandidato presidencial, Henrique Capriles, ha hecho un llamamiento también a participar activamente en las redes sociales para hacer frente a las dificultades que pudieran existir en los medios. “Tenemos que activar radio bemba (boca a boca) y todos los mecanismos de comunicación. La mayor defensa ante la censura será la participación de millones”, ha dicho.

LO QUE SE JUEGA EL GOBIERNO

De acuerdo con una encuesta de Datanálisis, siete de cada 10 personas rechaza la constituyente. El Gobierno cree que esas cifras son ficticias y que así quedará demostrado en la votación del 30 de julio. Por lo pronto, el jefe del Comando de Campaña, Héctor Rodríguez, ha invitado a todos los militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) a participar en el simulacro electoral en los dos mil puntos establecidos. Los empleados públicos han sido conminados a votar. Nicolás Maduro ha hecho un último llamamiento: “hay gente que no va a votar, está bien, lo respeto (...), son libres, pero tienen que saber que el 30 de julio se define si queremos paz o va a haber una guerra. No queremos nuevamente un país de ricos y pobres”. Diosdado Cabello, para muchos el número dos del Gobierno, ha advertido por su parte a la MUD: “En 25 días entramos otra vez en la Asamblea Nacional (el parlamento, con mayoría opositora) Bolívar y Chávez para no salir nunca más”.

La realización al mismo tiempo del simulacro electoral y una consulta antigubernamental no dejan resquicio a una salida consensuada de la crisis. La MUD está convencida que existe margen de acción para avanzar en sus objetivos. Los dirigentes que ahora la lideran creen además que el chavismo se debilita al compás de la penuria económica.  

No todos los opositores ven factible la hoja de ruta de la MUD. Para Enrique Ochoa Antich, fundador en los años setenta del Movimiento al Socialismo (MAS), del cual luego se apartó, escritor, periodista y activista de los derechos humanos, “la MUD ha sido devorada por el extremismo de la aristocracia caraqueña”. Lo que Venezuela necesita es suspender la Constituyente y frenar la violencia de uno y otro lado así como diseñar un cronograma electoral que desemboque en diciembre de 2018 en unas presidenciales.

El Gobierno ha descartado dar marcha atrás. Y la MUD se ha lanzado a “derrocar a Maduro por la fuerza e iniciar un proceso de transición a la democracia plena sin negociación alguna con los desplazados del poder”. Pero por ahora en la calle no se constata esa probabilidad. “Los columnistas de opinión derrochan optimismo. El día siguiente no existe. La apuesta es al 16 de julio y luego, ya se verá. ¿Qué haremos si la Constituyente se impone y se ignora esta consulta? Esa es una posibilidad tan rotunda que deberíamos estar pensando en eso, aunque sea un poquito”, ha advertido la columnista Adriana Ponte, en el portal Contrapunto.