Venezuela recuerda a Chávez a los tres años de su muerte sumida en la peor crisis económica

El Gobierno ha puesto toda su maquinaria de publicidad para resaltar la figura del ¿comandante¿.

La imagen de Hugo Chávez continúa muy presente en Venezuela.

La imagen de Hugo Chávez continúa muy presente en Venezuela.

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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tres años de la muerte de Hugo Chávez, los venezolanos vuelven a dividirse en el recuerdo: unos, melancólicos y huérfanos, miran hacia atrás porque le temen al futuro. Los otros piensan que el ciclo boliviariano se cierra inexorablemente y que ya no hay nada que conmemorar.

La disputa por la memoria también se lleva a cabo en las redes sociales con apasionamiento y ferocidad. Miles de personas se congregan desde la mañana en el Cuartel de la Montaña, donde descansan los restos de “nuestro comandante”.  Participan de lo que el Gobierno de Nicolás Maduro llamó “la siembra del Líder Supremo de la Revolución Bolivariana”. Maduro estará acompañado durante la jornada por los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega. Bolivia, Evo Morales, y El Salvador, Sánchez Cerén.

Ausencias de Brasil y Argentina

Las ausencias notables de los representantes de Argentina y Brasil dan cuenta de los bruscos cambios políticos en la región: la llegada al poder de la derecha, de la mano de Mauricio Macri, significó para Maduro la pérdida de un aliado estratégico. De Buenos Aires, el chavismo solo encuentra por estas horas un manifiesto rechazo. Dilma Rousseff, en tanto, enfrenta su más delicado momento desde que asumió, a principios de 2011. La crisis brasileña afecta ya a Luiz Inacio Lula da Silva, el líder que quizá mejor comprendió y se relacionó con Chávez. 

Cuba envió a Caracas al vicepresidente Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, acaso un indicio de que las relaciones no serán las mismas a medida que se cimenten los vínculos entre La Habana y Washington. En coincidencia con el aniversario del fallecimiento de Chávez,  Barack Obama, acaba de renovar las sanciones políticas y económicas contra Caracas que rigen desde 2015 y que fueron aplicadas por considerar que Venezuela es un "riesgo extraordinario” para la seguridad de Estados Unidos. La UNASUR calificó de decepcionante la continuidad de esas medidas unilaterales. Pero la voz de ese bloque ya no tiene la fuerza de 2013, el año en que falleció uno de sus decididos impulsores.

El gran cambio que ha tenido lugar en Venezuela parecía inimaginable hace tres años. El chavismo ya no controla la Asamblea Nacional (AN). La Mesa de Unidad Democrática (MUD) busca hacer valer su mayoría calificada en el Congreso y acortar el mandato de Maduro. El presidente que heredó a Chávez se encuentra en una verdadera encrucijada. En el 2013 contaba con un barril de petróleo a 120 dólares. El precio del crudo se ha derrumbado estrepitosamente y aceleró la debacle económica. 

Inflación del 181%

Los años post-Chávez están marcados por una inflación descontrolada, que en sus indicadores más benignos se sitúa en el 181%, una caída del PIB del 5,7% en 2015, el incremento de la escasez, la especulación la inseguridad ciudadana. Para Maduro se ha tratado de una verdadera “guerra económica” que lo ha llevado a decretar un estado de excepción. La MUD opina que todo es consecuencia del desatino administrativo.

El Gobierno ha puesto toda su maquinaria de publicidad para resaltar la figura del “comandante”. La oposición cree que la valoración de la experiencia chavista se está saldando de manera categórica, primero en las urnas y ahora en el Congreso, y por eso el horizonte de cambios es inexorable. Desde sectores de la izquierda enfrentados con Maduro se denuncia una utilización espuria de la figura del difunto.

“Lo han querido nuevamente secuestrar, pero esta vez quieren deformarlo, acabarlo, matarlo moralmente, y lo peor es que esta vez no solo es la oposición golpista, sino el Gobierno forajido que en nombre de él, nos tiene sumido en la más feroz crisis que hemos vivido producto de la negligencia y la corrupción que nos carcome”, señaló Nicmer Evans, de  Marea Socialista.

En este contexto, la capilla de madera que honra a Chávez cerca del Cuartel de la Montaña recibió desde la noche del viernes a centenares de “creyentes”. Elizabeth Torres tiene 75 años y la misión de mantener el altar que se levantó en el barrio 23 de Enero. Cada mañana sirve en una taza de café y la coloca frente a la imagen 'San Hugo' vestido de militar, con boina roja, que se encuentra al lado de la figura del Cristo de la Grita. La guardiana oficial de este espacio escucha las plegarias de los que se arrodillan frente a Chávez objeto de la religiosidad popular y le piden acaso lo imposible: la normalidad.