«Es una revolución»

Miles de simpatizantes de Syriza celebran en la calle el triunfo histórico de la izquierda

MONTSERRAT RADIGALES (ATENAS / ENVIADA ESPECIAL)

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Durante todo el día se ha palpado en el ambiente. Algunas personas se han acercado a la carpa que  Syriza tenía instalada en la plaza de Klafthmonos, en el centro de Atenas. Cuando a las siete en punto se han hecho públicos los sondeos a pie de urna y ha quedado claro que el partido izquierdista que lidera Alexis Tsipras ha ganado las elecciones, la alegría se ha desbordado. A medida que se han ido desgranando los resultados se ha ido concentrando una multitud cada vez mayor.

En la avenida Stadiou, que atraviesa dicha plaza, muchos coches hacen sonar el cláxon y algunos de sus ocupantes enarbolan banderas de Syriza. La calle es una fiesta. Y la gente ha tomado la calle en este punto. La policía de tráfico no ha tardado en cortar la circulación de la avenida cuando la muchedumbre ha desbordado la capacidad de la plaza.

«Gran emoción»

«Me siento como si tuviera 18 años de nuevo. Siento una gran emoción. Es uno de los días más felices de mi vida, después del nacimiento de mis hijos y de mis nietos». Quien así habla es Ana, de 65 años, una dentista jubilada. Trabajó en la sanidad pública ahora tan maltratada.

Vassilis tiene 50 años y es taxista. Hace ondear una bandera de Syriza. «La mayoría de los taxistas era de derechas, pero ya no. Yo no lo he sido nunca. La gente ha estado comiendo basura, los jóvenes se van al extranjero. Alemania ha llevado al pueblo a la ruina, pero ahora toda Europa cambiará».

 

Los vendedores ambulantes hacen su agosto. Han elegido bien el lugar para colocar su parada. Daban por descontado que ganaría Siriza y sabían que allí se concentraría mucha gente. Venden salchichas, pinchos o frutos secos. La celebración es mejor con el estómago lleno.

Yannis tiene 35 años y trabaja en una operadora de telefonía móvil.Confiesa que en el pasado fue votante de Nueva Democracia, la formación conservadora del primer ministro, Andonis Samarás. Pero hace ya un año que cambió de idea y ayer no tuvo ningún reparo en votar a Syriza y celebrar su triunfo. «Aquí han muerto 7.000 griegos a raíz de la crisis, entre suicidios o accidentes como incendios cuando la gente intentaba calentar sus casas como fuera. Hay demasiada gente sin trabajo. Esto es inaguantable».

 

«Tsipras es una novedad»

 

No solo los griegos celebran. Algunos extranjeros izquierdistas no han querido perderse el momento. Unos jóvenes italianos cantan el Bella Ciao y el Bandera Rossa. Pertenecen a una plataforma ciudadana llamada Otra Europa con Tsipras. «Quería estar aquí porque es un momento histórico. Tsipras no es una novedad, es una revolución; esperemos que cambie también Italia», afirma Michele, uno de los italianos.

Tania tiene 28 años, es chilena pero vive en Manchester y está haciendo el doctorado en Física. «En Inglaterra siento una gran desesperanza. Lo que ocurre aquí en Grecia es muy grande y me llena de esperanza. Hay que construir una alternativa».

 

Una mujer se pasea envuelta en la bandera republicana española. Se la vio también en el mítin de Syriza del jueves. Sonríe pero no quiere hablar. Es española pero vive en Grecia.

No es la única bandera republicana. Luis y Maite también la llevan. «Vaya regalo de cumpleaños»nos dicen. Él celebraba precisamente ayer su aniversario, cumplía los 60. Ella cumple hoy los 63. «No podíamos perdernos una cosa así. Había que vivirlo en persona. Es muy emocionante, puede suponer el comienzo de un cambio en Europa», aseguran. Han viajado desde Santander. Ella es funcionaria y él está en el paro. Militan en Izquierda Unida pero han venido por su cuenta.

Se oyen también gritos de «Syriza, Podemos, venceremos». No hay ninguna duda de que la ilusión ha atravesado fronteras.

A pocos metros de allí, en la plaza Syntagma, centro neurálgico de Atenas, Nueva Democracia ha instalado su carpa. El contraste no puede ser mayor. A penas hay gente y los presentes ponen cara larga. «Estoy triste y no solo por el partido sino también por el futuro de Grecia en Europa. Espero que la elección que han hecho los griegos no nos deje fuera de la eurozona y el pueblo no sufra más», afirma Thorodis Baltas, de 46 años. No por esperada la derrota duele menos.