LUCHA CONTRA EL TRÁFICO ANIMAL

El último zarpazo de Cecil

El escándalo por la cruel ejecución del león desempolva una resolución de la ONU para regular la caza mayor furtiva y el tráfico de trofeos

Majestuoso 8 El león Cecil en una foto de archivo en el parque nacional de Hwange (Zimbabue).

Majestuoso 8 El león Cecil en una foto de archivo en el parque nacional de Hwange (Zimbabue).

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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El final del majestuoso león Cecil fue cruel: engañado fuera de su área de protección en el parque nacional de Hwange en Zimbabue, herido durante dos agónicos días por el arco y la flecha del dentista estadounidense Walter Palmer y finalmente ejecutado y decapitado. Incluso así, la bella bestia ha sido capaz de dar un último zarpazo.

El escándalo y la indignación que ha provocado su muerte ha servido para volver la atención mundial a la legal pero dudosamente moral industria de la caza mayor, ha puesto también el foco en problemas como la caza furtiva o el tráfico de trofeos y ha logrado dar impulso a intentos políticos de legislar y regular en esas áreas.

Ayer mismo el Gobierno de Zimbabue anunció medidas para restringir la caza de leones, elefantes y leopardos fuera de Hwange.

Hace dos años, Alemania y Gabón promovieron una resolución en la ONU para combatir la caza ilegal y el tráfico de fauna salvaje, pero no fue hasta este jueves cuando la Asamblea General le dio la luz verde.

LA HORA DE ACTUAR

En la aprobación late la idea que explicó el embajador alemán Harald Braun: «Ha llegado la hora de actuar». Y aunque la resolución no es vinculante, pone en marcha la maquinaria de la ONU, que el año que viene debería adoptar medidas.

No es el único paso que muestra que Cecil ha dejado huella. En EEUU, el viernes, el senador Bob Menéndez presentó una legislación bautizada en honor al felino, uno de los 440 que se matan al año en África, que propone restringir importaciones o exportaciones vinculadas a animales de especies que se estudia incluir en la lista de amenazadas o en peligro, como el león africano.

Actualmente esas limitaciones solo se aplican a especies ya en la lista, pero el argumento de Menéndez para cambiar las cosas es de peso: «Si estamos suficientemente preocupados sobre el futuro de una especie como para proponer incluirla en la lista, no deberíamos matarlos por deporte». Hace un siglo había unos 200.000 leones africanos. La cifra hoy es de unos 30.000.

INDUSTRIA PODEROSA

INDUSTRIA PODEROSALa poderosa industria de la caza mayor, que cuenta con más de 1.000 grupos dedicados a organizar cacerías y que se calcula que lleva a África cada año a más de 18.000 turistas -de los que más de la mitad son estadounidenses- trata de defenderse escudándose en la legalidad de sus actividades. Con Cecil, no obstante, ha perdido la batalla de las relaciones públicas. No es solo que pocos entiendan un mundo en que se pagan 50.000 dólares para cruzar el océano y acabar con vida salvaje, sino que la cacería fue ilegal.

Zimbabue quiere que se extradite a Palmer (como 13.000 personas que han enviado una petición a la Casa Blanca). Y quizá se logre. Tras días escondido, el dentista más odiado del mundo contactó el viernes con las autoridades de EEUU a través de un representante. ¿Cazador cazado?

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