LA OPINIÓN

Turquía-Unión Europea: en busca del tiempo perdido

Turkish PM Davutoglu talks with EC President Juncker during an EU-Turkey summit in Brussels

Turkish PM Davutoglu talks with EC President Juncker during an EU-Turkey summit in Brussels / EVD/FL/

RAFAEL VILASANJUAN

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La Unión Europea despierta del letargo a golpes y empieza a salir del sueño a medida que se multiplican los frentes. Amenazada internamente por gobiernos hurgando vías de salida como el de Gran Bretaña, con los refugiados reventando las puertas, con peones del terrorismo global en todas y cada una de sus principales ciudades, nunca había habido tantas cumbres, nunca tanto esfuerzo viajero para intentar salvar un liderazgo en declive. En medio de tanta reunión de jefes de Estado y de Gobierno, muchas de ellas para calmar audiencias antes que para encontrar soluciones, llega la hora turca.

¿Cuánto de compromiso y cuánto de egoísmo en este nuevo encuentro? Schengen, el espacio protegido que elimina barreras internas, tiene los días contados si no se logra el control sobre los flujos de inmigración que vienen de Oriente Medio. Incluso Angela Merkel, al frente del único gobierno, junto con Suecia, que lidera la necesidad de una respuesta adecuada, solidaria, generosa y masiva a los refugiados, ha advertido del riesgo del descontrol.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Europa necesita encontrar\u00a0","text":"d\u00f3nde y c\u00f3mo frenar la llegada de refugiados y no hay otro lugar\u00a0m\u00e1s que Turqu\u00eda"}}Europa necesita encontrar cómo y dónde frenar la llegada de refugiados y no hay otro lugar en el mapa más que Turquía. De ahí la urgencia de esta nueva cumbre, de ahí también la necesidad aportar 3.000 millones de euros, que divididos entre los mas de dos millones de refugiados que hay en Turquía, apenas llega a unos 1.500 euros por persona. El problema es que este dinero no es para los refugiados ni para las comunidades que los acogen. Principalmente es para que Turquía selle sus fronteras, para endurecer la huida, dotar una fuerza capaz de frenar la hemorragia en el Egeo, taponar la salida hacia Grecia, empezar por fin a contar los que quedan dentro y buscar un remedio acotado sabiendo que el flujo se ha cerrado.

Si la respuesta es rápida, Merkel podrá mantener su defensa del derecho de asilo y no desandar el camino recorrido. Para Turquía será además un éxito en un momento crítico. Un plan de acción conjunto es la mejor vía para recuperar el diálogo y la confianza perdida a raíz de congelar el proceso de negociación para un hipotética integración de Turquía en la UE.

BENEFICIO MUTUO

El partido de Erdogan ganó las elecciones promoviendo la inestabilidad kurda y la polarización. Tiene la mayoría pero no es suficiente para cambiar la constitución. Ahora el Gobierno tiene que demostrar que es capaz de recuperar la estabilidad. Es pronto para regresar al proceso de paz con los kurdos, le basta controlar su ascenso y reducir la violencia. Europa en cambio puede ofrecerle estabilidad económica recuperando la imagen de equilibrio para que vuelvan inversiones extranjeras. A cambio de un buen acuerdo, la UE liberalizará los visados de entrada, una vía de acceso que facilitará el comercio y sobre todo la movilidad de los jóvenes urbanos para formarse en Europa.

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La necesidad hace amigos, por eso se han esfumado las críticas a la deriva autoritaria de Erdogan. El acuerdo ahora tal vez sea la vía para descongelar las conversaciones hacia un proceso de integración que es lo único que puede presionarle a abandonar cualquier deseo hacia una visión totalitaria del estado. Manteniendo la puerta cerrada y bloqueando la cooperación, Turquía estará mas lejos de occidente. De Rusia a la guerra en Siria, Europa comparte demasiados riesgos y enemigos con Turquía, el último bastión de la OTAN antes del caos, como para empezar a entender que ese es el camino para recuperar el tiempo perdido. Un acuerdo sobre los refugiados es el primer paso.