Turquía saca partido de la urgencia de la UE ante la crisis de los refugiados

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SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS

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La Unión Europea no esta dispuesta a que el derribo del avión ruso, el asesinato de un abogado prokurdo o el autoritarismo del presidente turco, Recep Tayip Erdogan, le amarguen el plan de acción para afrontar la crisis de refugiados más grave que vive el continente desde la Segunda Guerra Mundial. De ahí que los 28 hayan optado este domingo por pasar de largo sobre estas espinosas cuestiones en la cumbre UE-Turquía celebrada en Bruselas. Una cita “histórica” para Ankara, que se lleva la promesa de 3.000 millones y un acelerón en las negociaciones de adhesión a cambio de blindar sus fronteras contra la inmigración y el terrorismo.

Pese a que es la primera cumbre bilateral en 11 años, a la cita no asistía el máximo representante turco, el presidente Erdogan, sino su primer ministro. “Somos una nación europea. Turquía esta preparada para hacer todo lo necesario. No solo responder a la crisis de los refugiados sino a todas las crisis. Queremos ser miembros de la familia europea y como miembro Turquía siempre contribuirá”, prometía Ahmed Davutoglu augurando una nueva era en sus relaciones. El primer ministro turco presentaba a su país como “una democracia dinámica” y un “Gobierno eficiente” en un entorno problemático en el que hay “seis países hundiéndose”.

La UE, mientras tanto, ha preferido cerrar los ojos a las críticas para conseguir la ayuda “inmediata” de un país que considera “clave” para frenar la llegada de refugiados a Europa y para luchar contra el terrorismo. “Alrededor de 1,5 millones de personas han entrado de forma ilegal en la UE en 2015. La mayoría lo han hecho a través de Turquía. Algunos huyendo de la guerra y la persecución. Otros buscando una vida mejor y unos pocos intentando destruir nuestros valores”, avisaba el presidente de la UE, Donald Tusk.

ALEMANIA Y FRANCIA, PADRINOS

Entre los mayores defensores del plan, Alemania y en esta ocasión también Francia, uno de los países históricamente más opuestos a la adhesión turca. “Si hace un esfuerzo es legítimo que reciba la ayuda de Europa para acoger refugiados”, aseguraba François Hollande que ha insistido en que es necesario que Ankara verifique a todas las personas que atraviesan su territorio. “Sabemos que hay combatientes extranjeros que tienen esta intención y utilizan este itinerario y terroristas que se pueden infiltrar. Lo hemos visto en los atentados de París. Es importante que a partir de ahora haya cooperación”, decía insistiendo en que el plan no trata ni de acelerar ni de frenar la adhesión.

A cambio de que Turquía blinde sus fronteras, mejore la situación de los refugiados, admita de vuelta a los inmigrantes llegados a la UE desde su territorio que no cumplan los requisitos de asilo, y luche contra las mafias y coopere en materia de terrorismo, la UE acepta reactivar las relaciones con Ankara. Para empezar, le transferirá una partida “inicial de 3.000 millones” para financiar la acogida de refugiados. Se compromete a no exigir visado a los turcos que quieran viajar a Europa a partir de octubre de 2016 si cumplen las condiciones; a impulsar el diálogo político a nivel ministerial, con el colofón de dos cumbres por año; y a reactivar las negociaciones de adhesión con la apertura de un nuevo capítulo -unión económica y monetaria- el 14 de diciembre. “No es un cheque en blanco”, recordaba el primer ministro belga, Charles Michel. El dinero empezará a llegar a medida que Ankara materialice sus promesas.