La onda expansiva

El tsunami pone en alerta a toda la costa oeste de América Latina

De izquierda a derecha, un especialista analiza la trayectoria del tsunami mientras ciudadanos de San Francisco observan olas (arriba) y pescadores salvadoreños se preparan.

De izquierda a derecha, un especialista analiza la trayectoria del tsunami mientras ciudadanos de San Francisco observan olas (arriba) y pescadores salvadoreños se preparan.

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES
IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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La isla de Pascua, en el corazón del Pacífico, fue el primer territorio de ultramar chileno en recibir el impacto del devastador terremoto. Sus 3.000 habitantes fueron destinados a un emplazamiento ubicado a 45 metros de altura, en las cercanías del aeropuerto internacional de Mataveri. Allí también llevaron miles de turistas, presos del pánico.

Pero la zozobra excedía los contornos de la isla de Pascua. Un temblor de 5.1 grados se percibió en la norteña región chilena de Atacama, reavivando los recuerdos de la tragedia de febrero de 2010, que dejó centenares de víctimas en la zona centro y sur. Las autoridades chilenas ordenaron evacuar toda la zona costera y los especialistas preveían olas de tres metros de altura.

El presidente Sebastián Piñera informó de que las tareas de evacuación en las zonas costeras estaban «perfectamente programadas». «Quiero dar un mensaje de tranquilidad. Este es un Gobierno que prefiere prevenir que curar», añadió. El ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz, pidió a los chilenos que, en caso de emergencia, utilizaran los mensajes de texto a través de los teléfonos móviles para ampliar la capacidad de cobertura y evitar un peligro de colapso del sistema de telecomunicaciones.

Perú, que en el 2007 fue sacudido por un fuerte movimiento sísmico en Pisco, Talca y Chicha, que dejó más de 500 muertos, encendió también de inmediato las señales de alerta. «Cualquier evento sísmico en el Japón podría ser antesala de un movimiento en el país», advirtió el presidente Alan García. «Debemos estar preparadados, entrenados y repetir los simulacros de prevención», exhortó.

El Gobierno ecuatoriano se hizo eco de la alarma y decretó estado de excepción. El presidente Rafael Correa ordenó la evacuación a tierras altas en las islas y zonas costeras. «Estamos preparados para cualquier eventualidad y cualquier escenario», dijo en rueda de prensa. Colombia también hizo suya la alerta de tsunami para los departamentos ubicados en la costa del Pacífico.

«El tsunami generado por el seísmo en Japón de 8,9 grados representa un peligro moderado para nuestro país», alertaron las autoridades mexicanas en un comunicado.

MENOS POTENCIA DE LA ESPERADA / El terremoto y el tsunami de Japón hicieron saltar inmediatamente las alarmas en Canadá y Estados Unidos, donde se decretaron alertas en varias zonas, aunque el impacto del tsunami no se dejó sentir cómo se había anticipado. Según los expertos, la explicación radica en que, tras el terremoto, se originó un tsunami local, que fue el que azotó Japón, y otro que viajó miles de kilómetros en dirección opuesta y según los primeros indicios fue perdiendo energía conforme avanzaba hacia la costa oeste norteamericana.

Aun así la Agencia Federal de Gestión de Emergencias estadounidense había puesto en alerta a los territorios de Guam y las islas Marianas así como a Hawai, el primer estado donde empezaron a llegar las olas, donde se ordenaron evacuaciones de áreas costeras. Hubo también alertas en Alaska, Washington, California y Oregón. Puertos como los de Los Ángeles y San Francisco detuvieron operaciones de cargo y transporte de petróleo y materiales peligrosos.

Pese al intensificado oleaje, que provocó algunos daños materiales en marinas y puertos, al cierre de esta edición no se habían registrado incidentes graves.