la crisis griega

Tsipras deja de disimular el divorcio con Syriza

CLARA PALMA HERMANN
ATENAS

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Se concreta cada vez más la perspectiva de unas elecciones anticipadas en Grecia. El primer ministroAlexis Tsipras, rompió el viernes el silencio mantenido desde la aprobación del paquete de reformas al reconocer que la división interna puede forzar a acudir a las urnas. «Somos los últimos que querríamos elecciones, pero si no tenemos asegurada una mayoría parlamentaria estaremos obligados», advirtió, entrevistado en una radio afín a la formación izquierdista Syriza.

Según el premier, todo dependerá de las decisiones del congreso extraordinario que se perfila para septiembre -se prevé que sea convocado hoy en la reunión del Comité Central-. Tsipras necesita aplazar los procedimientos hasta después del cierre el acuerdo, pero no se descarta que la facción disidente, que llama al abandono inmediato de la negociación, presione para convocar un congreso de urgencia incluso este fin de semana. Tsipras defendió ayer que, en ese caso, la decisión sobre el posicionamiento de un partido «que nunca estuvo unido» no puede depender solo de los órganos de dirección. «Tendría que haber un referéndum [interno] para que decidan todos los miembros de Syriza», adelantó el premier.

La facción del Gobierno cuenta con el respaldo mayoritario de la población, mientras que los disidentes de la Plataforma Izquierdista apenas acumulan un 5% del voto, según las encuestas. Tsipras defendió ayer la unidad del partido, pero no «a costa de chantajes», lanzando las críticas más duras hasta la fecha contra quienes «quieren los laureles de la pureza ideológica» y «consideran la catástrofe una victoria», en referencia a los alegatos de la Plataforma en relación con la salida del euro . «Que alguien diga que vota en contra de las medidas, pero que apoya al Gobierno es surrealista», atacó Tsipras, que exigió a los diputados el respeto a las decisiones colectivas o la entrega de su escaño.

La bolsa o la vida

En cuanto a los frutos de una negociación en la que los acreedores «vinieron como gángsters», el premier volvió a asumir una derrota parcial porque no cree en muchas de las medidas acordadas en una cumbre en la que, según dice, «si hubiera seguido al corazón» se hubiera marchado. «Pero si al revolucionario le dan a elegir entre la bolsa y la vida, debe conservar la vida para seguir luchando», manifestó Tsipras, orgulloso, «de la batalla librada durante estos seis meses».

Además, defendió que el tercer rescate no es comparable con los anteriores y, por lo tanto, según sus argumentos, no supone una ruptura con las promesas electorales.

El referéndum, añadió, cumplió su papel de obtener mejores condiciones para el acuerdo. «De un programa de 13.000 millones a 5 meses hemos pasado a uno de 85.000 millones a tres años, que cubre por completo nuestras necesidades de financiación», explicó Tsipras, que subrayó además el compromiso de los socios para una reducción de la deuda tras una primera revisión del rescate. Además, Tsipras se vanaglorió de que no hay bajadas de salarios ni de pensiones.