Comandante en jefe sin empatía

Trump agrava el embrollo con la viuda del soldado muerto en Níger

myeshia johnson viuda del soldado muerto en Niger

myeshia johnson viuda del soldado muerto en Niger / periodico

Idoya Noain / Nueva York

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La definición de embrollo en el diccionario de la Real Academia Española tiene tres acepciones. La primera es enredo, confusión, maraña; la segunda, embuste y la tercera, situación embarazosa, conflicto del cual no se sabe cómo salir. Cualquiera, o posiblemente las tres, hacen falta para entender la polémica que desde hace una semana ha marcado Estados Unidos, con Donald Trump, el presidente y comandante en jefe, enfrentado a Myeshia Johnson, la viuda de uno de los cuatro soldados estadounidenses muertos el 4 de octubre en una emboscada en Niger que está bajo investigación y aún más marcada por preguntas que por respuestas.

Este lunes, en su primera entrevista pública, la viuda del sargento La David T. Johnson ha asegurado en televisión que Trump “no podía recordar el nombre” de su marido cuando le llamó el martes pasado o lo hizo “trabándose” y recordándolo solo “porque tenía el archivo de su caso delante”. Ha denunciado también que el tono del presidente, que le dijo que el militar “sabía a lo que se apuntaba” cuando se alistó, le dejó “enfadada” y, también, “descompuesta y dolida”. “Me hizo llorar aún más”, ha declarado Johnson, que está embarazada de seis meses y tuvo con su esposo también una hija, de seis años, y un hijo, de dos.

Ese testimonio de la viuda ha corroborado la información sobre la llamada que hizo pública el martes pasado la congresista de Florida Frederica Wilson, que estaba presente cuando el presidente llamó (ellas y otros familiares iban en el coche a recibir el cadáver y la viuda pidió que todos pudieran escuchar la conversación, por lo que se puso a Trump en modo altavoz). Y es una reivindicación de la representante demócrata, a la que Trump y otros en su Administración llevan toda la semana atacando e intentando desprestigiar políticamente, incluyendo con acusaciones que se han probado falsedades y mentiras.

Pesadilla de imagen

El caso se ha convertido en otro quebradero de cabeza para Trump en cuestión de imagen. Vuelve a poner de manifiesto su dificultad para mostrar empatía, una carencia que ya se ha probado en otras ocasiones, como cuando en su reciente visita a un Puerto Rico devastado por huracanes se dedicó a lanzar rollos de toallas de papel. Reaviva las críticas por su falta de respeto a las familias de militares fallecidos, una desconsideración que evidenció el año pasado al atacar tras la convención demócrata a los Khan, padres de un soldado estadounidense musulmán fallecido en Irak. Pero, además, confirma que para Trump es aparentemente imposible pedir disculpas o asumir un error.

Este lunes, tras la emisión de la entrevista con Johnson, el presidente ha vuelto a Twitter, esta vez no para atacar a la congresista Wilson, como ha hecho en los últimos días, sino para contradecir directamente a la viuda. “Tuve una conversación muy respetuosa con la viuda del Sargento La David Johnson y pronuncié su nombre desde el principio ¡sin dudar!”, ha escrito el presidente.

Trump había pasado el sábado, día del funeral del sargento, tuiteando contra Wilson, un ataque en el que insistió el domingo. Y sigue sin mostrar ninguna intención de cambiar el rumbo en esta controversia que él mismo contribuyó a politizar. El lunes pasado cuestionó que Barack Obama y otros de sus predecesores llamaran a familiares de militares (algo que se ha demostrado fácilmente falso). Luego personalizó esa afirmación usando el caso de John Kelly, el general retirado que es su jefe de Gabinete, que perdió en 2010 un hijo en Afganistán y que el jueves protagonizó una emotiva pero controvertida rueda de prensa, en la que, entre otras cosas, mintió sobre la congresista Wilson (Kelly tampoco se ha disculpado por esas mentiras).

La polémica sobre el caso, además, puede profundizarse. Los interrogantes sobre lo ocurrido en Níger y con el cadáver de Johnson, que tardó dos días en ser localizado, se acumulan. Hay abierta una investigación en el Pentágono y se reclaman respuestas desde el Congreso. Y la viuda ha alimentado los interrogantes al denunciar que no le han dejado ver el cadáver de su marido. “No sé que hay en ese ataúd”, ha dicho, cuestionando que ha recibido reiteradas negaciones a sus peticiones de ver aunque sea una parte del cuerpo. “Podría estar vacío”.