VUELCO EN EEUU

Un general conocido como 'Perro loco', secretario de Defensa de Trump

James Mattis

James Mattis / EV RCL**DC**

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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El 'establishment' , el mismo que Donald Trump despreciaba en campaña, entra en su Administración. El presidente electo de Estados Unidos adelantó el jueves en un mitin en Ohio su selección como secretario de Defensa del general retirado James Mattis, un militar de 66 años cuya agresiva lengua le ha ganado apodos como 'perro loco'. Mattis, no obstante, es también muy respetado por su intelecto, su talento estratégico y una reputada trayectoria que le ha hecho uno de los líderes militares más influyentes de su generación. Y aunque el antiguo marine comparte la línea dura de Trump respecto a Irán, país que ve como “la amenaza más duradera para la paz y la estabilidad en Oriente Próximo”, se ha mostrado reacio a deshacer el acuerdo de desarme nuclear militar alcanzado con Teherán.

Mattis necesitará un permiso especial del Congreso al haberse retirado de las Fuerzas Armadas hace menos de los siete años que marca la ley. También enfrentará en su confirmación la reticencia de quienes ven conflictivo que un militar y no un civil esté al frente del Pentágono, una instancia que solo se había producido en 1950, cuando dirigió Defensa el mítico general de la segunda guerra mundial George Marshall. Su nombramiento, no obstante, cuenta con amplio respaldo, incluyendo el de aquellos que creen que puede servir de contrapeso a posturas mucho más radicales como las del propio Trump, el general Michael Flynn (un islamófobo al que el republicano ha elegido como su asesor de seguridad nacional) o Mike Pompeo, el congresista nominado para dirigir la CIA.

Mattis, de hecho, ya ha llevado la contraria a Trump en numerosas cuestiones. Ha alertado, por ejemplo, sobre las acciones de Rusia que “violan el derecho internacional” y ha cuestionado a Vladímir Putin. Ha defendido a la OTAN, una organización que Trump llamó “obsoleta” pero en la que el militar trabajó casi tres años tratando de mejorar la efectividad de los aliados. Aboga por alianzas con naciones de mayoría islámica. Y en un encuentro personal con el propio presidente electo, según ha contado este, le rebatió su defensa de la tortura. “Siempre he pensado que si me das un paquete de cigarrillos y un par de cervezas lograré mucho más que con la tortura”, dice Trump que le dijo Mattis.

BELIGERANTE CON IRÁN

Trump, pese a esas diferencias, tiene en Mattis un halcón que como él defiende un endurecimiento de las acciones contra los enemigos en el extranjero. Y en ningún terreno es más evidente esa coincidencia que en Irán. Aunque Barack Obama colocó al general al frente del Mando Central en el 2010, lo retiró en el 2013, cinco meses antes de que expirara el tiempo marcado, por su hartazgo con su cuestionamiento constante de la política diplomática de la Casa Blanca en Oriente Próximo y, en particular, con Teherán.

En testimonio ante el Congreso en el 2015, Mattis culpó a la Administración de Obama de haber llevado a cabo una “política de desvinculación en Oriente Próximo” que ha hecho a Washington “irrelevante” en la región y ha contribuido al auge del extremismo. “Debemos dejar de estar agazapados reactivamente y tomar una postura estratégica y firme en defensa de nuestros valores”, declaró entonces.

LENGUA VIPERINA E INTELECTO

La hemeroteca está llena de frases incendiarias de Mattis, como “es divertido disparar a la gente” o una que dijo a un grupo de iraquís (“Vengo en son de paz. No traigo artillería. Pero os lo ruego con lágrimas en los ojos: si me chuleáis os mato a todos”). Pero es también un militar que se ha atrevido a cuestionar a Israel (“O bien deja de ser un Estado judío o se deja a los árabes sin derecho a voto. Apartheid. Eso no funcionó demasiado bien la última vez que se puso en práctica en un país”). Y quienes le conocen dicen que sus fanfarronadas buscan aliviar su vena intelectual.

También conocido como “monje guerrero”, el general que lideró tropas en la primera guerra del Golfo en 1991, en el inicio de la guerra de Afganistán en el 2001 y en Irak en el 2003 es un ávido lector e instaba a sus soldados a prepararse intelectualmente. Y elaboró con el general David Petraeus, uno de los cuatro candidatos de Trump para el Departamento de Estado, un manual de campo para combatir la insurgencia iraquí que urgía a la contención y a discriminar el uso de la fuerza letal.

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