DEBATE REPUBLICANO

Trump mantiene que "el islam nos odia"

Los republicanos se olvidan de los insultos antes del inicio de la fase decisiva de las primarias

Trump saluda a Rubio (izquierda) al final del debate, junto a Ted Cruz y John Kasich, anoche en Florida.

Trump saluda a Rubio (izquierda) al final del debate, junto a Ted Cruz y John Kasich, anoche en Florida. / md

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Los últimos presidentes de Estados Unidos, tanto George Bush como Barack Obama, se han esforzado por separar al islam de las conductas del extremismo islámico para evitar los intentos de criminalizar en bloque a una religión que profesan 1.600 millones de personas en todo el mundo. Pero no es el caso de Donald Trump. En el debate republicano celebrado anoche Miami, el magnate inmobiliario mantuvo las palabras que dijo un día antes y que han indignado a amplios sectores de la sociedad estadounidense: “el islam nos odia”. Ninguno de sus rivales respaldó su afirmación, unas posturas que Trump achacó a la “corrección política”.

“Hay un odio tremendo, cuando amplias porciones de un grupo de población, el islam, están dispuestas a utilizar medios muy, muy duros”, dijo el favorito para hacerse con la nominación republicana. “Mantengo exactamente lo que le dije a Anderson Cooper”, el periodista de la CNN al que hizo las declaraciones. Marco Rubio objetó. Habló de los musulmanes que sirven en el Ejército estadounidense o de la necesidad de trabajar trabajar junto a los países árabes para derrotar al autodenominado Estado Islámico. “Los presidentes no pueden decir lo que quieran. Tiene consecuencias, aquí y en el resto del mundo”, le dijo Rubio. No pudo evitar, sin embargo, cierta confusión al incluir entre “los musulmanes que no son radicales” a los países del Golfo y a Arabia Saudí, el régimen que propaga a golpe de talonario la misma interpretación rigorista del islam que abanderan el EI o Al Qaeda.

El debate, en cualquier caso, no se pareció en nada al espectáculo de los últimos tiempos. No hubo insultos personales ni golpes bajos ni alusiones al tamaño del pene. Hubo substancia, pausa y poquísimos ataques. “No me puedo creer lo cívico que está siendo hasta ahora”, llegó a decir Trump. En sus propias palabras, fue “un debate muy elegante”.

La explicación está en el momento que se avecina y en el hartazgo conservador con el nivel de parvulario por el que ha transitado la conversación últimamente. En cinco días, comienza la fase decisiva de las primarias. El martes se vota en grandes estados como Florida, Ohio e Illinois, donde todos los delegados irán para el ganador. Trump, que lidera en todos ellos, se esforzó por parecer presidenciable y apelar a unidad del partido. Ted Cruz, que es el único que le hace sombra, sacó su vena más populista al abordar la inmigración y el libre comercio, una táctica que le está dando excelentes réditos a su rival. “El libre comercio, cuando abre mercados extranjeros, ayuda a los americanos. Pero ahora mismo nos están matando en el comercio internacional”, dijo el senador por Tejas antes de criticar las políticas de la Administración Obama.  

Rubio necesita ganar en su casa de Florida para mantener alguna esperanza. Y volvió a ser el Marco cortés y optimista de los inicios tras haberse arrepentido de haber entrado en el fango dialéctico con Trump, una apuesta que le ha dado nefastos resultados. El único que nunca entró en el juego es John Kasich, que confía en ganar en su estado de Ohio, donde es gobernador, para mantenerse vivo y llegar hasta la Convención.

El aparato republicano sueña con que Trump no alcance los 1.237 delegados necesarios para asegurarse la nominación, lo que le permitiría maniobrar en Cleveland para elegir a otro de sus rivales. Pero el multimillonario le mandó ayer un recado clarísimo a la jerarquía, pidiéndole que aproveche el caudal de nuevos votantes que está atrayendo, muchos de ellos independientes. “Millones y millones de personas están yendo a las urnas y votando. Están votando con entusiasmo, están votando con amor. El establishment republicano, o como quieran llamarlo, debería abrazar lo que está sucediendo”.