LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE ELECTO DE EEUU

Trump asusta con un negacionista en medio ambiente

Scott Pruitt

Scott Pruitt / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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“Esto empieza a parecerse mucho a la Navidad”. Con estas palabras reaccionó el Heartland Institute, el buque insignia de los negacionistas climáticos en Estados Unidos, a la última nominación de Donald Trump para su gabinete de Gobierno. El magnate inmobiliario ha escogido a un estrecho aliado de las compañías petroleras y gasísticas para dirigir la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), todo un oxímoron que deja al descubierto sus intenciones cuando, a ojos de los científicos, se agota el tiempo para prevenir un futuro marcado por la subida de las mareas, las sequías extremas y otros fenómenos derivados del calentamiento global. Como fiscal general de Oklahoma, Scott Pruitt ha hecho carrera tratando de desmantelar el legado de Obama para reducir las emisiones contaminantes.

Desde que ganó la presidencia, Trump se ha dedicado a suavizar sus posiciones más polémicas respecto al cambio climático, la inmigración o la reforma sanitaria. Pero no han sido aparentemente más que guiños retóricos a sus detractores. Sus nombramientos responden perfectamente al corte ideológico de sus propuestas iniciales de la campaña. Al frente de Educación ha situado a una activista de la escuela privada. Al frente de Vivienda y Desarrollo Urbano, a un hombre que no cree en las ayudas sociales y piensa que la pobreza es una elección voluntaria. Y al frente de Trabajo, ha nombrado este jueves a un empresario que se opone a la subida del salario mínimo y al pago de las horas extras.

Se llama Andrew Pudzer y, aunque critica como un populista a las “compañías globalistas” y “los grandes intereses corporativos”, es consejero delegado de una de ellas, la que opera las cadenas de restaurantes de comida rápida Hardee’s y Carl’s Jr. Con estos últimos nombramientos, el gabinete de Trump pasa a ser una mezcla de banqueros de Goldman Sachs, generales del Ejército y activistas ultraconservadores. Y el perfil que se extrae es el de un Gobierno neoliberal como no se veía desde los tiempos de Ronald Reagan.

En ese puzzle encaja bien Scott Pruitt, el abogado que ha escogido para dirigir la EPA, una agencia que Trump amenazó con desmantelar durante la campaña. “Durante demasiado tiempo, la Agencia de Protección Medioambiental ha gastado el dinero del contribuyente en una agenda antienergía y fuera de control que ha destruido millones de empleos”, dijo el magnate en un comunicado al hacer público el nombramiento. Eso mismo piensa Pruitt, que en alguna ocasión ha dicho que el debate sobre el cambio climático “está lejos de haber concluido”.

CONTRA LAS REGULACIONES DE OBAMA

Durante su etapa como fiscal general de Oklahoma, el quinto estado con mayor producción de hidrocarburos, se unió a otros estados conservadores en la demanda contra las regulaciones de la Administración Obama para reducir las emisiones de dióxido de carbono de las eléctricas, un caso que ha llegado hasta el Tribunal Supremo y es el principal legado del presidente en materia medioambiental. Y también demandó a la EPA después de que anunciará restricciones contra las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero, que se han disparado con el boom del ‘fracking’. En su página de LinkedIn, Pruitt se presenta como “uno de los principales defensores contra la agenda activista de la EPA”, la misma agencia que tendrá que dirigir.

Pruitt también está lejos de ser un funcionario sin vínculos a los intereses corporativos, una de las reiteradas promesas que Trump hizo durante la campaña, cuando se comprometió a regenerar Washington. El futuro director de la EPA ha recibido 315.000 dólares en donaciones de las industrias fósiles, según el Environmental Defense Fund. Y no es el único de los miembros de su gabinete untado por las grandes industrias.

ESCALOFRÍOS ENTRE LOS ECOLOGISTAS

Entre los ecologistas, su nombramiento ha causado escalofríos. “Trump está poniendo a América en peligro”, ha dicho el portavoz de Greenpeace, Travis Nichols. “Pruitt es un producto puro de la industria del petróleo y el gas. Situará a este país por detrás del resto del mundo en la carrera del siglo XXI por una energía limpia”. También ha terciado el fiscal general de Nueva YorkEric Schneiderman. “Pruitt tiene un historial de ataques a las protecciones medioambientales de la EPA que estará encargado de implementar. Nuestro país necesita y merece un administrador de la EPA que se guíe por la ciencia”.

No solo está en juego el legado medioambiental de Obama, sino también la participación de EEUU en el Acuerdo de París por el que más de un centenar de países se comprometieron a reducir sus emisiones y el liderazgo estadounidense de los últimos años en la lucha contra el calentamiento climático.