El triunfo de Michelle Obama

El aplaudido discurso de la primera dama a favor de Clinton reafirma su talento político

Michelle Obama saluda tras pronunciar su discurso en la convención demócrata.

Michelle Obama saluda tras pronunciar su discurso en la convención demócrata. / HB

IDOYA NOAIN /NUEVA YORK

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Enfáticamente Michelle Obama ha negado una y otra vez que tenga intención de entrar por la vía de las urnas en la vida política de Estados Unidos. Suena auténtica cuando deja ver que sus ambiciones no van por ahí. Sin embargo, la actual primera dama, una de las más populares de la historia, no puede evitar que otros la sueñen en cualquier papeleta electoral. Menos aún tras el aplaudido discurso que ofreció el lunes en la primera noche de la Convención Demócrata en Filadelfia, un contundente alegato tan emocional como políticamente cargado a favor de una Casa Blanca con Hillary Clinton en el Despacho Oval.

La intervención, tan breve como perfectamente enfocada en su misión, volvió a demostrar que Barack Obama no es el único en la Casa Blanca con magnífica oratoria ni concentrado en tratar de asegurar que su legado se mantenga. El primer presidente negro nunca ha visto a Bernie Sanders como herramienta para lograr esa meta y el lunes, ante el Partido Demócrata y ante todo el país, Michelle Obama demostró, también sin disimulo, que ella tampoco.

La primera dama no hizo apelaciones a la unidad ni guiños a los seguidores de Sanders. De hecho, les recriminó tan indirecta como claramente por expresar su descontento con la nominación de Clinton, amonestando a quienes muestran “cinismo y frustración”. “Cuando Hillary no ganó en 2008 no se enfadó ni desilusionó”, dijo. El invisible puñal se clavaba en el corazón de los sanderistas.

Su diana estaba en noviembre y en una victoria de Clinton contra un Donald Trump al que, sin citar por su nombre, denostó como alguien que toma “decisiones impulsivas”, desmedido y desinformado, que no entiende la presidencia y ve las cosas en blanco y negro y piensa que “pueden reducirse a 140 caracteres”. Y será porque Melania Trump admira a la primera dama, como se supo después de que estallara el escándalo por haberle plagiado para ofrecer su discurso en Cleveland, pero el candidato republicano, que pasó toda la noche tuiteando ataques a los demócratas, sobre Michelle Obama calló.

'MADRE EN JEFE'

El discurso no habría tenido el peso que tuvo si Michelle Obama no lo hubiera dicho todo en un narrativa magistralmente tejida con la ayuda de su colaboradora habitual en la escritura (que recogió precisamente de la abortada campaña presidencial de Clinton en 2008), una intervención en la que equilibró a la perfección el papel de “madre en jefe” que ha adoptado desde el 2008 con la narrativa de la histórica presidencia de su marido y de otro relevo potencialmente histórico. “Me levanto cada día en una casa que fue construida por esclavos. Y veo a mis hijas, dos jóvenes mujeres bellas, inteligentes y negras, jugando con sus perros en el jardín de la Casa Blanca”, dijo. “Y por Hillary Clinton, mis hijas y todos nuestros hijos e hijas ahora dan por seguro que una mujer puede ser presidenta de la Casa Blanca”.

Se llevó la mano al corazón. Se emocionó. Y todo, como de costumbre en ella, pareció real