Análisis

Tregua ficticia en Venezuela

ANTONI TRAVERIA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La campaña electoral será como un relámpago, de apenas 10 días de duración. Sin tener que abandonar su cargo de presidente interino o «presidente encargado» -una figura creada ad hoc, que no aparece en la Constitución Bolivariana- Nicolás Maduro podrá, al mismo tiempo, ser candidato y comandar el poder político e institucional con el aval del Tribunal Supremo de Justicia. Oficialismo y oposición expresaron en público sus deseos para que se diera una transición y una campaña electoral ordenadas que les conduzcan hasta el 14 de abril. Pero la realidad se empeña en dar fe de todo lo contrario. La cuerda ha empezado a ser tensada por ambos lados sin que nadie sea capaz de predecir hasta qué punto están dispuestos a alimentar los instintos más primarios de sus incondicionales seguidores.

Las primeras escaramuzas ya se dieron con el boicot activo de los políticos de oposición a la toma de posesión de Nicolás Maduro, al considerar que se vulneraba lo establecido en la Constitución.

En el mismo momento de confirmar su candidatura, Henrique Capriles dio un paso más en el aumento de la tensión cuando acusó al Gobierno de manipular el fallecimiento de Hugo Chávez en su provecho y de haber mentido cuando informaban de las reuniones de hasta cinco horas con él a su regreso de Cuba. Maduro saltó de inmediato a la yugular de su contrincante con una muy severa advertencia: «Tomamos nota de esta declaración de guerra», replicando a Capriles con descalificaciones de grueso calibre. Provocador de violencia, miserable y fascista, le dijo. También quiso contribuir al fuego con su litro de gasolina el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, hablando de odio, de soberbia y, en lenguaje militar: «Rodilla en tierra, la victoria será por Chávez». Si es que en algún momento en estos días hubo tregua, fue ficticia. El tono, las formas y los contenidos de las expresiones explosivas de los actores principales de este nuevo ciclo que todavía está por empezar no presagian nada bueno para un país que en los últimos años vive la política con una extraordinaria intensidad. La marea roja desplegada a lo largo del paseo de los Próceres de Caracas da cuenta de una enfervorizada manifestación, hoy por hoy, del sentir mayoritario. Si la oposición pretende ser alternativa real deberá empezar por comprender la transformación radical sufrida en Venezuela en los últimos 14 años.