El drama humano

Un tornado monstruoso

Panorámica de la destrucción causada por el tornado a su paso por Oklahoma.

Panorámica de la destrucción causada por el tornado a su paso por Oklahoma.

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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Estaba siendo esta una temporada inusualmente benigna. La fría primavera había retrasado la llegada de los tornados a las grandes llanuras y las regiones del sur de EEUU, pero el súbito aumento de la humedad y la temperatura acabaron generando el caldo de cultivo ideal para la tormenta perfecta.

El miércoles los tornados empezaron a crear estragos en Tejas y el lunes llegaron a Oklahoma anunciándose con descargas eléctricas, latigazos de viento y cielos de oscuros presagios bíblicos. Al levantar el vuelo unos 40 minutos después, barrios enteros habían quedado arrasados como si una guerra interminable se hubiera cebado con ellos.

El centro de la catástrofe son los suburbios del sur de Oklahoma City. Los servicios de emergencia seguían buscando ayer supervivientes entre los kilómetros de casas y comercios reducidos a amasijos de escombros por el tornado, «uno de los más destructivos de la historia», en palabras del presidente Barack Obama. Inicialmente se habló de 51 muertos, pero las autoridades locales rebajaron más tarde la cifra a 25. No obstante, se estima bastante provisional, ya que hay cientos de heridos y algunos desaparecidos.

Entre los fallecidos hay nueve niños, que quedaron atrapados en dos colegios situados en el caprichoso camino del gigantesco tornado. También se cebó con un cine y con un hospital, que sufrió graves desperfectos y tuvo que evacuar a sus pacientes a otros centros de la zona.

«Es horrible», dijo ayer la gobernadora del estado, Mary Fallin. «Es como si alguien hubiera utilizado algo para destruir deliberadamente las estructuras. No son unas manzanas, sino kilómetros». Los vecinos apenas tuvieron tiempo para huir de esta aspiradora de la naturaleza.

La primera alarma sonó a las 14.40 de la tarde del lunes y, solo 16 minutos después, el tornado tocó tierra arrastrando unos vientos cercanos a los 320 kilómetros por hora, según el Centro Nacional de Meteorología.

TRES KILÓMETROS DE DIÁMETRO / Tras golpear primero el pueblo de Newcastle, se desplazó prácticamente en línea recta durante 35 kilómetros hasta la localidad de Moore, un suburbio de 40.000 habitantes a las afueras de Oklahoma City. Con un diámetro de tres kilómetros, avanzó durante 40 minutos tragándose todo cuanto encontró a su paso, desde vehículos a postes de la luz. En la escala Fujita mejorada, la utilizada en EEUU, fue un tornado de categoría 4, es decir, muy cerca del nivel 5, el máximo de la escala.

«En solo un instante, barrios enteros quedaron destruidos, docenas de personas perdieron la vida y muchas otras quedaron heridas», dijo Obama en una comparecencia posterior, en la que prometió toda la ayuda del Gobierno federal. Al escampar la tormenta se escucharon, según algunos vecinos, voces que pedían ayuda sepultadas bajo las montañas de escombros. Entre ellas, las de muchos niños de los dos colegios fulminados en Moore. «La escena en el colegio era catastrófica. Nunca había visto nada parecido», dijo a la NBC Robert Raymond, un padre que corrió hasta el colegio de Briarwood y respiró aliviado al encontrar a sus hijos con vida.

Las áreas afectadas por la destrucción ya han sido declaradas zona catastrófica para que puedan llegar cuanto antes las ayudas federales. Y, mientras tanto, la Cruz Roja ha empezado a recibir miles de donaciones de ciudadanos e instituciones como la universidad de Oklahoma se han ofrecido a albergar temporalmente a los miles de vecinos que lo han perdido todo. Los afectados tienen por delante «un largo camino» para volver a la normalidad, reconoció ayer Obama. «Pero no andarán solos por ese camino», apostilló.

La localidad de Moore ya sabe lo que es enfrentarse a este tipo de tragedias. Otros tornados dejaron por aquí su luctuosa huella en el 2003 y en 1999, año, este último, en que los vientos alcanzaron la cifra récord de 486 kilómetros por hora. Pero ninguno dejó una estela tan terrible como este. «Mi familia ha vivido en Moore desde 1940 y hemos pasado por varios tornados, pero este es el peor que he visto», contó a la CNN Chris Cuomo, un vecino de la localidad. Solo algunos vecinos, aparentemente, tenían refugios reforzados con cemento en sus casas para hacer frente a las tormentas, de modo que quedaron totalmente a su merced. «Y no hubo armarios en los que esconderse porque no quedó un armario en pie», declaró Cuomo.

La temporada de huracanes y tornados no ha hecho más que empezar. Según las previsiones del Centro Nacional de Meteorología, cerca de 53 millones de personas podrían verse afectadas en los próximos días por severas tormentas que se esperan en varios estados como Tejas, Oklahoma, Arkansas y Luisiana.

De los últimos años, 2011 ha quedado grabado en los registros como el peor y más destructivo. Casi 500 tornados de un mínimo de categoría 1 barrieron EEUU ocasionando severos desperfectos. El más mortífero se produjo en Joplin (Misuri), donde murieron 162 personas y más de un millar resultaron heridas.