Un terrorista islamista mata a tiros a 37 turistas en una playa de Túnez

BEATRIZ MESA / RABAT

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El terrorismo islamista ha declarado la guerra a Túnez, tras el nuevo ataque del viernes directo al corazón del país magrebí. El atentado se produjo en la playa de Kantaoui, delante de un hotel de la cadena española Riu, en la región de Susa, a unos 140 kilómetros al sur del capital tunecina, el símbolo de la economía tunecina y de los lugares más frecuentados por turistas de todo el mundo.

Los dos asesinos sabían donde herían y el momento elegido, el mes sagrado de Ramadán y el viernes, día de oración para los musulmanes.

El resultado, estremecedor, del asalto es de 37 turistas extranjeros muertos, en su mayoría alemanes, belgas británicos, 36 heridos y el rápido hundimiento del turismo para todo el periodo vacacional y, tal vez, para muchos años. Según las autoridades, el terrorista, Seifeddine Rezgui, de 23 años, era un estudiante universitario de la ciudad de Seliena, que no había sido identificado por la policía como sospechoso de mantener ninguna vinculación con la organización terrorista del Estado Islámico (EI), que se atribuyó el ataque del museo de Bardo el pasado marzo.

Máster en nuevas tecnologías

En la actualidad, realizaba un máster relacionado con las nuevas tecnologías, por lo que su perfil no casaba con los movimientos clásicos yihadistas.

El relato de los hechos arranca cuando el joven asesino alcanzó la playa a pie -no en una lancha zodiac como apuntaron varios medios de comunicación tunecinos- y haciéndose pasar por un turista más, se dirigió hacia la zona reservada para las tumbonas de pago del Hotel Imperial Marhaba, de la cadena española Riu.

Después, colocó la sombrilla donde escondía el fusil y empezó a disparar de manera indiscriminada contra los extranjeros que tomaban el sol en la playa, y lo mismo hizo en el interior del hotel, que recorrió desla piscina hasta llegar a la recepción sin dejar de disparar contra todo lo que encontraba a su paso.

Cubiertos con toallas

Las imágenes de los cadáveres cubiertos con toallas de hotel sobre la arena y bajo las sombrillas, donde las víctimas fueron sorprendidas en el momento del ataque han estado circulando por todo el mundo. Túnez ha anunciado dos días de luto.

Según los testigos, Rezgui no actuó solo sino que contó con un colaborador desarmado que fue detenido a un kilómetro de la zona hotelera, después de conseguir huir. El autor de los disparos murió abatido

Fuentes de los medios oficiales en Túnez hicieron hincapié a EL PERIÓDICO del estado de shock del pueblo tunecino -apenas han transcurrido tres meses del ataque en Bardo- y aseguraron que detrás del ataque hay una «acción política». Por una parte, «los criminales han querido enviar un mensaje al Gobierno encabezado por la formación laica, Nida Tunis, que lidera el abogado progresista Béji Caïd Esseb». «La propietaria del hotel atacado es una diputada de la formación secular y además han lanzado un mensaje de terror y de fuerza al mundo», aseguran las mismas fuentes.

Matar la democracia

En ese sentido, también se manifestó, Allí Larayedh, ministro de Empleo y miembro de la formación islamista Nahda, para quien los terroristas buscan «matar» la experiencia democrática de Túnez, además de hacer inviable la unión entre islam y democracia, pero «la nueva barbarie nos da nuevas energías para seguir luchando por los valores democráticos de nuestro país», concluyó el ministro.

Dos de los turistas heridos se encontraban en una situación muy crítica y el resto de turistas del balneario de Susa preparaban las maletas para regresar a casa. De hecho, varios operadores turísticos han cancelado sus vuelos desde Europa con destino a Túnez tras al ataque e igualmente han fletado aviones para agilizar el retorno de los turistas.

La sociedad civil empezó a movilizarse, a través de las redes sociales, tras la tragedia y reclamó, una vez más, «mano dura» contra el terrorismo y que todas las fuerzas política se unan contra el «cáncer» del mundo.

Tras la caída del régimen de Ben Alí, en enero del 2011, Túnez ha sido escenario de golpes terroristas con el asesinato de dos líderes políticos, el auge de ataques extremistas contra fuerzas liberales, y emboscadas de yihadistas contra las fuerzas de seguridad en las montañas de

Chaambi, en la frontera con Argelia. Los políticos tunecinos llegaron a desautorizar al movimiento Defensores de la ley islámica, que durante los meses de transición democrática participó en el juego político.