REACCIONES A LAS ELECCIONES DE EEUU

Temor a una posible réplica francesa del seísmo Trump

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EVA CANTÓN / PARÍS

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El rostro desencajado de François Hollande decía mucho más que sus palabras cuando al filo del medio día compareció en El Elíseo para felicitar de mala gana a Donald Trump. Al hablar del “periodo de incertidumbre” que abre la victoria del republicano en Estados Unidos, el presidente francés ha puesto encima de la mesa el abismo que se cierne sobre el mundo, sobre Europa y sobre Francia a tan solo seis meses de unas elecciones presidenciales sobre las que planea el fantasma de ver al Frente Nacional a las puertas del poder.

“Debemos encontrar las respuestas capaces de superar los miedos”, ha señalado el presidente socialista. Hollande no ha desvelado aún si será candidato a la reelección el próximo mayo, pero sus penosos índices de popularidad y el lamentable estado del socialismo francés auguran una derrota en toda regla de la izquierda.

El triunfo de Trump ha sido muy celebrado por el Frente Nacional, que ve el viento a favor con las noticias llegadas de Washington. Marine Le Pen ni siquiera espero a que se oficializaran los resultados para felicitar al republicano y al pueblo norteamericano "libre".  

El terremoto político provocado por Trump marca además la recta final de las primarias del partido Los Republicanos. El próximo 27 de noviembre se conocerá el nombre del candidato conservador a las presidenciales y hasta ahora las encuestas dan como favorito al moderado exprimer ministro Alain Juppé. Pero, a la vista del fracaso demoscópico de Estados Unidos, el equipo de campaña del ex presidente Nicolas Sarkozy no da nada por perdido.

Cerrarle el paso a Marine Le Pen ha sido uno de los mantras de los dos principales aspirantes, que tienen ahora 15 días para convencer a los electores del centro-derecha de que tienen la mejor receta. Sarkozy ha dado este miércoles pistas al erigirse de nuevo como el candidato “del pueblo frente a las élites”.

“El mensaje del pueblo americano expresa una voluntad de cambio, el rechazo del pensamiento único que prohíbe cualquier debate sobre los peligros que amenazan nuestra nación”, ha proclamado. Unos peligros que ha recordado convenientemente: la inmigración y el yihadismo. “Los tiempos serán duros. Francia debe restablecer su autoridad en el mundo”, ha añadido.

DEMAGOGIA Y EXTREMISMO

Haciendo suyas expresiones habituales de la extrema derecha, la lectura que hace Sarkozy de la victoria de Trump se aleja del diagnóstico de Juppé, quien ha pedido a los franceses ser conscientes de “todos los riesgos que corre la democracia con la demagogia y el extremismo” así como del “carácter vital” de las próximas elecciones. “No quiero que el futuro de Francia sea el del Frente Nacional y el de todos los que van a remolque de sus ideas”.

Unas ideas que apoyan cada vez más franceses, tentados por las promesas de la líder antisistema, xenófoba y populista que ha sabido capitalizar el cansancio de amplios sectores de población con una clase política inmune a sus preocupaciones.

La hipótesis de que Marine Le Pen puede entrar en el Elíseo el año que viene se ha convertido de repente en plausible. Los sondeos la sitúan en la segunda vuelta de las presidenciales pero auguran que será el candidato (más que probable) de la derecha quien finalmente venza el 8 de mayo.

Todos los estudios se apoyan en el comportamiento del electorado en situaciones similares –en las regionales del 2015 y en las presidenciales del 2002- que frena al candidato frontista en segunda vuelta votando por su adversario, sea cual sea el color político del mismo. En esta especie de cordón sanitario tiene el Frente Nacional su ‘techo de cristal’.

Sin embargo, si ninguna encuesta vio venir ni el 'brexit' ni a Trump, nada impide que vuelvan a equivocarse en el caso francés y que Marine Le Pen acabe rompiendo ese techo provocando una réplica en Francia del seísmo norteamericano.

“Lo que es posible en Estados Unidos es posible en Francia aunque el sistema se niegue a verlo. Hay un sufrimiento, un descontento, una incomprensión que crece en el país. Hay que sacar conclusiones y lamentablemente avanzamos en la dirección equivocada. Nos hemos convertido en un país neoconservador”, ha alertado en la emisora France Info Dominique de Villepin, el ex jefe de la diplomacia gala célebre por su vibrante discurso en Naciones Unidas rechazando en el 2003 la guerra de Irak.