Grecia planta cara

MONTSERRAT RADIGALES / ATENAS (ENVIADA ESPECIAL)

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Fue una noche larga y memorable, en la que Grecia dio un vuelto político que tendrá profundas consecuencias para la Unión Europea. El partido de izquierda radical Syriza logró ayer un triunfo electoral inapelable y rozó la mayoría absoluta. Su líder, Alexis Tsipras, proclamó el fin «de la austeridad y la catástrofe», aunque se declaró dispuesto a «colaborar y negociar» con los socios europeos para lograr un «acuerdo mutuamente beneficioso».

Con el 73% de los votos escrutados, Syriza había obtenido el 36,03% de los votos, casi ocho puntos por encima de su rival, la conservadora Nueva Democracia (ND), hasta ahora en el poder, que había logrado el 28,17% de los votos. Este resultado, aún no definitivo, otorgaba a Syriza 149 escaños  y le dejaba a dos de la mayoría absoluta (151 escaños en un Parlamento de 300). ND se quedaría con 77 escaños.

El líder izquierdista proclamó que había recibido «un mandato fuerte», algo que nadie  en el país puso en cuestión.

A sus 40 años, Tsipras se convertirá en el primer ministro más joven de la historia de Grecia en los últimos 150 años. Miles de personas aclamaron al líder de Syriza, con un entusiasmo desbordado, cuando pronunció su discurso en el centro de Atenas. «Hoy hemos recuperado la dignidad que perdimos», proclamó ante la enfervorizada muchedumbre que le ovacionaba.

Momentos antes, el primer ministro saliente, Andonis Samarás, había concedido la derrota y había llamado a Tsipras para felicitarle.

En una actuación insólita, Samarás compareció en el centro de prensa donde se concentraban tanto los medios griegos como los internacionales acompañado de una cohorte de seguidores que le recibieron y despidieron a gritos de «Grecia, Grecia, Samarás», como si de un mítin se tratara. Samarás hizo una declaración y no aceptó preguntas de los periodistas.

«Conciencia tranquila»

 El primer ministro aseguró que «respetaba la decisión del pueblo griego» y que se iba «con la conciencia muy tranquila». «Me hice cargo de una país al borde de la catástrofe, pero hemos logrado salir del déficit y restablecer la credibilidad del país».  Afirmó que había tomado «medidas muy difíciles», admitió haber «cometido errores» y reconoció «el sufrimiento» de la población pero, dijo: «Hemos evitado lo peor».  «He dicho la verdad al pueblo griego hasta el final», concluyó el mandatario ya en funciones.

La llegada de Syriza al poder -nadie duda de que encontrará la manera de formar Gobierno aunque no disponga de  la mayoría absoluta- abrirá una nueva etapa y colocará en un estadio muy distinto y muy difícil la negociación de Grecia con los acreedores de la troika (Comisión Europea, Banco Centra Europeo y Fondo Monetario Internacional), justo cuando el segundo rescate concluye el próximo 28 de febrero.

 Syriza exige la condonación de la mayor parte de la abultada deuda griega (equivalente al 175% de su PIB). Tsipras eludió ayer esta cuestión en su discurso, pero anunció que su Gobierno «pondrá sobre la mesa propuestas específicas, bien fundadas, con un programa de cuatro años para una política fiscal que no comporte un incremento del déficit», y advirtió que tampoco buscará un superávit que, dijo, el país no puede permitirse.

Aunque las encuestas indicaban lo contrario, la pugna por el tercer lugar la ganó el partido neonazi Amanecer Dorado (AD), que obtuvo el 6,34% de los votos y 17 escaños. Superó así a la nueva formación centrista To Potami (El Río) que obtuvo el 5,95% de los votos y 16 escaños y al que los sondeos habían vaticinado que lograría el tercer puesto. Una vez más se demuestra pues que la formación ultra y xenófoba tiene una parte sustancial de voto oculto, algo que algunos analistas habían advertido.

El líder nazi

El líder de AD, Nikolaos Mihaloliakos, en prisión preventiva desde el pasado otoño junto a la plana mayor de su partido y la mitad de su grupo parlamentario, volvió a transmitir un mensaje grabado desde la cárcel en el que consideró que había logrado «una victoria considerable», dadas las circunstancias.

El Partido Comunista (KKE), muy ortodoxo y de corte estalinista, obtuvo el quinto puesto con el 5,46% de los votos y 15 escaños. Las elecciones confirmaron también el hundimiento del socialdemócrata Pasok, que cosechó el peor resultado de su historia con el 4,72% de los votos y 13 escaños, un resultado muy similar al del grupo nacionalista Griegos Independientes (4,7% y 13 escaños).