El desafío extremista

El SOS de los turcomanos

La población de una ciudad iraquí pide ayuda a EEUU para frenar el acoso de los yihadistas

ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL

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«Estamos rodeados por todos lados, pero seguimos luchando durante las 24 horas del día», relata por teléfono Ahmed (nombre falso), un combatiente que se halla en Amirli, una ciudad iraquí a 150 kilómetros al norte de Bagdad cercada por los yihadistas del Estado Islámico (EI) desde mediados de junio. Jóvenes en camiseta y vaqueros, ancianos con sus tradicionales túnicas tribales y hombres en chancletas, con el apoyo de unos pocos policías y soldados, componen la variopinta milicia local que, en las afueras de esta población, trata de evitar el asalto final del EI. «Han intentado entrar en 30 o 40 ocasiones, pero les hemos parado. Esta noche hemos matado a algunos de ellos», afirma el miliciano.

Según imágenes captadas por un residente de Amirli y mostradas a este periodista, pocos milicianos se cubren con cascos o chalecos antibalas y el armamento del que disponen es ligero, poca cosa frente a las armas de largo alcance de los yihadistas. El coronel Mustafa al Bayati, que dirige la milicia, se queja de que la mitad de sus hombres están heridos.

La mayoría de los habitantes de Amirli son de etnia turcomana, una minoría de Irak emparentada con los turcos del país vecino, y religión chií, lo que a ojos de los yihadistas los convierte en «apóstatas» y hace merecedores de la muerte. De ahí el cruel asedio y los bombardeos a los que llevan sometiendo a esta población. El agua y el alimento escasean y el hambre hace mella entre los defensores. «He contado al menos 20 niños de corta edad que han muerto por falta de leche», explica Ahmed. Otras fuentes turcomanas aseguran que 15 mujeres han fallecido mientras daban a luz por la precariedad de las condiciones sanitarias.

Alerta de la ONU

El representante de la ONU para Irak, Nickolay Mladenov, definió este fin de semana como «desesperada» la situación en Amirli y pidió «una acción inmediata para evitar que sus ciudadanos sean masacrados». Por ahora, Bagdad ha conseguido enviar algunos helicópteros con agua, comida y medicinas.

Ayer el Ejército iraquí concentraba fuerzas al sur de la ciudad para tratar de romper el cerco impuesto por entre 2.000 y 3.000 yihadistas. Al mismo tiempo, según la agencia France Press, grupos chiís están reuniendo a miles de milicianos en localidades al norte de Amirli para intentar liberarla. «El Ejército iraquí ya ha intentado en tres ocasiones romper el asedio pero sus fuerzas no son suficientes. Desde hace semanas pedimos a EEUU que intervenga», requiere Hasan Özmen. Este exdiputado y dirigente del Frente Turcomano teme una matanza como la de Sinjar, el pueblo de la minoría yazidí que fue arrasado por el EI a inicios de agosto tras la cual varias decenas de miles de personas hubieron de escapar a las montañas: «Si en Sinjar los yihadistas mataron a 700 personas, aquí podrían morir 10.000 porque no hay escapatoria».

Según los medios de EEUU, el presidente Barack Obama está barajando la posibilidad de un operación de ayuda humanitaria para Amirli, e incluso nuevos bombardeos al EI en esa zona.