TRAGEDIA AÉREA

Solidaridad en el valle

Los vecinos del lugar del siniestro ofrecen casa y comida gratis a las familias de las víctimas

F. C / C. M / LE VERNET

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Los preciosos valles en los que se ubican poblaciones como Seyne-les-Alpes, Le Vernet o Prads viven a la sombra del imponente macizo de Les Trois Évêques, en cuyos aledaños se estrelló el avión de Germanwings. La tragedia aérea ocurrida el pasado martes ha demostrado, sin embargo, que la riqueza natural de ese espectacular paisaje alpino se corresponde también con el buen corazón de sus gentes. Unas personas que tras la conmoción inicial a causa del siniestro, se han volcado en ayudar en todo lo posible a las familias afectadas por la catástrofe.

En Le Vernet, un pueblo pintoresco de apenas 150 habitantes, prácticamente el mismo número de personas que perdieron la vida en el Airbus A-320, muchos vecinos han decidido ofrecer algunas habitaciones de sus viviendas a los parientes de las víctimas. Uno de ellos es Gerard Maroselli, un anciano que vive desde hace seis años en ese pequeño pueblo, que es precisamente el núcleo habitado más próximo al lugar del accidente.

"Ha sido una decisión espontánea de los vecinos a la que también se han sumado muchos propietarios de segundas residencias que no viven en el pueblo. Estamos conmocionados por lo ocurrido y esta es nuestra forma de ayudar a los afectados"explica orgulloso el anciano. Maroselli no escuchó nada el día del accidente, a pesar de que el violento impacto se produjo a solo cuatro kilómetros del pueblo. "Las montañas nos hacen de pantalla y el avión se estrelló cuando venía por el otro lado", explica.

Dos habitaciones

Él ha ofrecido dos habitaciones de su casa para aquellas familias que quieran estar unos días cerca de los que fueron sus seres queridos. Un ofrecimiento que, por el momento, Maroselli desconoce si tendrá respuesta, porque toda la adjudicación de las estancias está siendo coordinada desde el cercano pueblo de Seyne-les-Alpes.

Esa población y su alcalde, Francis Hermitte (que no olvidará jamás la concurrida rueda de prensa que protagonizó ante la prensa internacional), también se ha volcado en ayudar a los afectados. En el caso de que los familiares deseen pernoctar en la población, se han puesto a su disposición centenares de camas, mientras que dos restaurantes del pueblo que estaban cerrados han decidido abrir sus puertas y se han comprometido a dar servicio gratuito a los visitantes. "Todo el pueblo está volcado en ayudar a las familias de las víctimas", confirma Hermitte, que se siente abatido porque la montaña, que era fuente de placer y deporte, "ahora también es motivo de dolor".

Cuarenta kilómetros más al sur, Digne-les-Bains también lo tiene todo preparado para acoger a los visitantes procecentes de España y Alemania. Además de habitaciones particulares, también ha habido vecinos que han ofrecido sus conocimientos lingüísticos para hacer de traductores e incluso la prensa local se hacía eco del caso de un adolescente que ha ofrecido unas galletas hechas por él mismo para "reconfortar" a los familiares durante el doloroso trance.