El desafío del Estado Islámico

Siria invita a Occidente a cooperar en la lucha contra el yihadismo

Imagen de una zona de rezo chiita al este de Bagdad, atacado por un terrorista suicida, ayer.

Imagen de una zona de rezo chiita al este de Bagdad, atacado por un terrorista suicida, ayer.

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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El régimen sirio de Bashar al Asad invitó ayer a sus enemigos occidentales a que participen en la lucha contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) dentro de su territorio. Pero la oferta fue acompañada por la advertencia de que cualquier ataque unilateral por parte de EEUU y sus aliados será considerado una agresión a menos que se coordine con Damasco. Desde la decapitación del periodista James Foley, Washington empieza a plantarse seriamente la posibilidad de bombardear también Siria y, aunque la cooperación con Asad sigue siendo tabú, algunas voces defienden la idea.

La oferta siria llega un día después de que las milicias del EI se hicieran con el control de la base aérea de Tabqa, el único reducto que quedaba en la provincia de Raqqa bajo control del régimen sirio. Fue en Raqqa donde las hordas de Abu Bakr al Bagdadi han establecido la capital de su pretendido califato. «Estamos dispuestos a cooperar y a coordinar en el ámbito regional e internacional la guerra contra el terror», dijo ayer el ministro de Exteriores sirio, Walid Muallem.

Tras tres años masacrando a su población, el régimen de Asad se siente reivindicado. Desde los primeros compases de la revuelta prodemocrática que con el tiempo devendría en una salvaje guerra civil, Damasco trató de vender al mundo que estaba combatiendo al terrorismo. Y ahora que su profecía ha acabado cumpliéndose, busca la forma de rehabilitarse para dejar de ser un paria en la escena internacional. Sabe que Occidente lo necesita si quiere «extirpar» el «cáncer» del EI, como reclamaba recientemente el presidente Barack Obama.

ESPIONAJE DÉBIL / «¿Se puede derrotarlos sin ocuparse  de la parte de la organización asentada en Siria? La respuesta es no», decía la semana pasada el jefe del Estado Mayor de EEUU, el general Martin Dempsey. Fuentes del Pentágono han reconocido además que no tienen la suficiente información de inteligencia para atacar a los líderes del EI en Siria y respaldar allí una campaña de bombardeos, aunque en los últimos meses se ha trabajado intensamente para aumentar las redes de informadores entre los grupos de rebeldes, armados por la CIA y sus aliados del Golfo, que luchan contra el régimen y los yihadistas.

«Nuestra inteligencia está mejorando desde que decidimos dedicarle más recursos, pero aún tenemos una visibilidad modesta de lo que está pasando en Siria», reconocía recientemente el diputado Adam Schiff, uno de los miembros del Comité de Inteligencia de la cámara baja. Por el momento, la Casa Blanca ha descartado la posible cooperación con Asad. «Es parte del problema», dijo el fin de semana Ben Rhodes, el asesor de seguridad nacional.

Obama ha dicho en varias ocasiones que Asad se tiene que marchar y el verano pasado estuvo a punto de bombardear a su régimen tras demostrarse que había gaseado a miles de civiles en las zonas rebeldes. Pero la historia y el presente están llenos de alianzas contra natura, de pactos aberrantes y de tiranos rehabilitados para satisfacer las necesidades del momento.

Entre la escuela realista, algunas voces ya han empezado a pedir un replanteamiento de la posición en Siria. «A la gente le repugna la sugerencia de que EEUU trabaje con un dictador que ha masacrado a tantos de sus conciudadanos», decía Max Abrahm, un experto en terrorismo de la universidad de la universidad Northeastern. «Pero aunque es un peligro para su población, no lo es para nosotros», añadía defendiendo la cooperación con Asad.

The Independent sostiene que esa cooperación ya ha comenzado y que la inteligencia estadounidense habría pasado información a Damasco sobre los yihadistas utilizando al espionaje alemán como conducto.