Todo salta por los aires

RAFAEL VILASANJUAN

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¿A alguien le interesa saber qué está ocurriendo en Siria? Mientras aquí seguimos mareando el debate infinito sobre si tienen derecho a huir los que están soportando el peso de la guerra y aun peor, sobre si tenemos derecho a retornarles cuando por fin habían conseguido poner un pie en nuestras costas, en Siria todo salta por los aires.

Las guerras deben ser lo mas parecido al infierno y ésta en Siria ya nos ha deparado suficientes imágenes de sufrimiento extremo como la del niño que lloraba ayer en la portada de este mismo diario. Alepo, la ciudad sitiada, se ha convertido en el peor lugar del mundo donde una persona puede vivir. Cuando no atacan sus casas, cuando no reclutan a la fuerza o violan, las bombas derriban centros de salud y hospitales, santuarios que el derecho internacional protege para intentar poner freno a la barbarie de las guerras y crear espacios seguros donde curar a las víctimas.

En Siria hasta las leyes de la guerra saltan por los aires. No es de esperar que las cumpla el Estado Islámico, a fin de cuentas por eso les llamamos terroristas, pero no por eso los estados deberían tener libertad para hacer lo mismo y menos los que tienen asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El presidente sirio Bachar el Asad tenía un plan, promover la entrada y dejar mano libre a los radicales islámicos para derrotar a todos los que quedaban en medio, hasta erigirse en la única esperanza. Ahora, con el apoyo de la aviación rusa ha conseguido sitiar Alepo y destruir sin ningún miramiento hasta los hospitales. Un genocidio encubierto donde quien no huye es considerado enemigo, así sea un niño, una mujer o un anciano.

Pero el mismo día que la aviación siria, -con el apoyo ruso- bombardeaba un nuevo hospital en Alepo, oficiales americanos del Pentágono anunciaban un expediente disciplinario a 16 militares que participaron meses antes en un bombardeo similar en un Hospital de Afganistán, una masacre en Kunduz donde murieron 42 personas.

¿Cómo exigir a Rusia que cumpla la ley, cuando los propios Ejércitos occidentales salen indemnes? La encuesta del Pentágono se cierra sin un solo cargo criminal, tampoco apunta a ningún responsable político, solo expedientes disciplinarios. Y todo la misma semana que el Gobierno británico negaba el asilo a 3.000 menores sirios no acompañados, no porque no haya constancia del peligro que corren, sino por el temor a que aceptarlos genere un efecto llamada y otros sigan el mismo camino ¿Habrán visto las imágenes del niño llorando la muerte de su hermano en Alepo?

Las guerras son brutales y generan escenas tan desesperantes como el llanto de un menor que ve como se queda sin nadie en el mundo mientras las bombas arrasan su entorno. La imagen del niño en Alepo es solo una metáfora del conflicto sirio, un entramado de frentes infinitos y batallas cruzadas tan complejo como difícil intuir cuándo puede acabar. Mientras no haya salida a este desastre, lo mas grave es que incluso la escasa dignidad que permiten las leyes internacionales para proteger a las víctimas ha dejado de ser lo que nos distancia de la barbarie. Parece como si a nadie le importara lo que ocurre en Siria, pero desde bombardear civiles hasta rechazar refugiados, cuando nos saltamos la ley, también somos criminales.