Un 'show' austero

El congreso de Los Republicanos se aprieta el cinturón con un presupuesto de 500.000 euros sin los fastos de antaño

EVA CANTÓN
PARÍS

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La renovación del partido presidido por Nicolas Sarkozy pasa también por una moderación del gasto. Crisis obliga. Lejos de los fastos del anterior congreso de la UMP celebrado en Le Bourget, a las afueras de París en el 2004, que costó siete millones de euros, el celebrado ayer cerca del Parque de La

Villette, en el centro de la capital, tuvo un presupuesto de unos 500.000 euros. La consigna lanzada desde la tesorería de la formación, roída por las deudas, era clara: «Sobriedad». Tanto que los militantes tuvieron que pagarse de su bolsillo los bocatas del almuerzo y hacer largas colas en los pintorescos food trucksde aires americanos instalados por la organización en el recinto del evento. Hasta el exprimer ministro Jean-Pierre Raffarin hizo cola para comprar su piscolabis, como todo elmundo.

Eso sí, las botellas de agua (entre 10.000 y 15.000) eran gratis, para alivio de los asistentes, que sufrieron los rigores del calor dentro y fuera de la nave por la que desfilaron todos los pesos pesados del partido haciendo gala de unidad.

Los militantes y simpatizantes descubrieron también por primera vez el logo del nuevo partido y podían irse con un recuerdo de la tienda donde se expuso todo el merchandising fabricado para la ocasión: mecheros a 3 euros, banderas a 5, bolígrafos a un euro y camisetas a 10 euros. Lo que primero desapareció fueron los bolis, lo que refuerza la idea de que el personal no estaba por el derroche. La obsesión por la austeridad llegó a tal punto que, poco después del discurso de Sarkozy, los organizadores cortaron la corriente eléctrica, dejando en la estacada a un nutrido y perplejo grupo de periodistas.

Por lo demás, el ambiente festivo del cónclave contó con momentos estelares, como la intervención, a través de un vídeo, de la cancillera alemana, Angela Merkel, saludando el evento de su familia política y deseándoles «éxito», o el mensaje de Bernardette Chirac, esposa del antiguo presidente francés y fiel de Nicolas Sarkozy, de quien elogió la decisión de rebautizar al partido que fundó su marido en el 2002.

La puesta en escena fue, en general, sobria, sin músicas introductorias grandilocuentes ni luces efectistas. Y desde luego, huyendo de la imagen de amante del lujo que el expresidente exhibió sin pudor en su estancia en el Elíseo. Desde su regreso a la primera línea, en septiembre, dijo que había cambiado y, al menos en la escenografía, lo ha hecho.

Pero los cambios cosméticos no le garantizan un camino libre de obstáculos en las presidenciales del 2017. Casi tres de cuatro franceses (72%) no quieren que se presente dentro de dos años, según un sondeo de Odoxa publicado ayer en Le Parisien. Y dentro del partido, una nueva generación de militantes preferiría ver caras nuevas, como la del exministro Bruno Lemaire, que le disputó a Sarkozy la presidencia de la UMP en noviembre logrando un digno 30% de apoyos. «Lo del nuevo nombre está bien, ¿por qué no? Pero debe acompañarse de una renovación política, de nuevas caras», señalaba a este diario Thomas, un joven estudiante de medicina de 19 años.

Dudas en la derecha

Mientras, casi el 80% de los franceses creen que la transformación de la UMP no significa que vaya a renovarse. Incluso los simpatizantes de derecha (60%) expresan sus dudas. Para el 75% de los encuestados, el verdadero objetivo de este cambio de nombre no es otro que poner en marcha una estructura a su medida para favorecer sus posibilidades de lograr el poder en el 2017.

En el bando socialista, que siguió el evento de Los Republicanos con atención, se multiplicaron los mensajes asesinos o irónicos. La cuenta de Twitter del PS se dedicó con afán a fustigar a la UMP. El que no bromeó fue el primer ministro, Manuel Valls, quien consideró que los ataques de Nicolas Sarkozy contra la izquierda «hieren de manera inútil al país».

Valls le pidió abandonar «el gusto por la revancha y los insultos». «El país necesita otro debate político y otras fórmulas», dijo.