TENSIÓN EN LOS BALCANES

Los serbios de Bosnia agitan de nuevo el fantasma de la secesión

Un referendo ilegal restaura la fiesta nacional del 9 de enero, cuando la República Srpska se proclamó independiente

Dodik, ante sus seguidores en Pale tras conocerse los resultados del referéndum

Dodik, ante sus seguidores en Pale tras conocerse los resultados del referéndum / periodico

IRENE SAVIO / ROMA

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Combativos como nunca desde el fin de la guerra que asoló lo que hoy es Bosnia-Herzegovina y arropados por Moscú, el 99.81% de los votantes en el referéndum del domingo en la República Srpska se han pronunciado para que su fiesta nacional siga siendo el 9 de enero, según informó este lunes la Administración serbobosnia. Un resultado que es visto como una amenaza para la unidad de Bosnia y ya ha hecho saltar la alarma en Bruselas y Washington, por su abierto desafío a los acuerdos de Dayton (1995), a través de los cuales el país alcanzó la paz mediante de la creación de dos entidades, la República Srpska y la Federación de Bosnia y Herzegovina.

El referéndum, declarado ilegal por el Tribunal Constitucional de Bosnia, se realizó sin observadores internacionales y con la participación solo de los ciudadanos serbobosnios. Algo que de facto ha excluido a las dos principales minorías que habitan en ese territorio: los bosniocroatas, de mayoría católica, y los bosnios musulmanes. La fecha del 9 de enero se refiere a 1992, cuando la República Srpska se proclamó independiente, y es una fiesta de los ortodoxos —la confesión predominante de los serbobosnios—, según argumentó el Constitucional, que en noviembre del 2015 suprimió la festividad por discriminar los derechos de los bosnios no serbios.

CRUCE DE AMENAZAS

A cuenta de todo ello, en los pasados días un cruce de amenazas de alta intensidad acaloró los ánimos no solo en Bosnia, sino también en los otros países de la antigua Yugoslavia (1945-1992), en particular en Serbia y Croacia. 

El principal agitador de esta nueva caja de Pandora balcánica ha sido el presidente serbobosnio desde el 2006 y promotor del referéndum, Milorad Dodik, un enérgico ultranacionalista implicado -sin consecuencias, al menos de momento- en varios casos que investiga la Justicia bosnia. «Todo empezó hace 10 años, cuando Dodik se ganó la presidencia con una campaña basada en promover la secesión", explica el británico Christopher Bennett, escritor y exvicealto comisionado de la ONU en Bosnia. «Con este concepto como base Dodik ha puesto cada vez más en entredicho las prerrogativas del Estado central bosnio, también en pos de legitimar su autoridad y administración», añade. 

REFERÉNDUM POR LA SECESIÓN

Dodik amenaza ahora con un otro referéndum, que se realizaría en el 2018, para la secesión. Un mensaje que ha conquistado a parte de los serbobosnios, en especial los todavía anclados en el pasado y ahora también deprimidos por el abismo económico en el que vive Bosnia. 

La onda sísmica provocada ha sido tal que «todas las embajadas habían pedido públicamente cancelar el referéndum», dice el periodista de investigación Denis Dzidic. «Todas menos Rusia», precisa, y hace hincapié también en las señales enviadas por el presidente ruso, Vladimir Putin, quien el jueves pasado se reunió con Dodik en Moscú. Por eso el temor es que, a una semana de las elecciones municipales del 2 de octubre, se produzcan incidentes, en particular en pueblos de la República Srpska con población bosnia musulmana, como Janja, Kozluk y Srebrenica. Porque, como insiste Velma Šarić, directora del The Post-Conflict Research Center, «el problema es que este referéndum sí podría llevar a la disolución de Bosnia».