CITA ANTE EL COMITÉ DE SENADO

Sessions se desmarca del Ku Klux Klan en su confirmación como fiscal general de Trump

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Las sesiones de confirmación del gabinete de Donald Trump han arrancado este martes en el Congreso con uno de sus nominados más polémicos, el senador Jeff Sessions, un septuagenario ultraconservador de Alabama elegido por el presidente electo como fiscal general (ministro de Justicia) de Estados Unidos y perseguido por un historial con sombras de racismo que ha marcado la primera de las dos jornadas de la vista en el comité judicial del Senado. El propio Sessions ha denostado esas acusaciones “despreciablemente falsas”, pero esa y otras de sus declaraciones han sido interrumpidas por un goteo constante de protestas, incluyendo la de dos hombres disfrazados con túnicas del Ku Klux Klan, y gritos contra el KKK, Trump y el fascismo que han proferido varios manifestantes antes de ser expulsados por agentes de seguridad.

Con más claridad de la que en campaña mostró Donald Trump, que renqueó hasta rechazar el apoyo que personalidades y grupos supremacistas blancos estaban dando a su candidatura, Sessions ha declarado: “Aborrezco al Klan, lo que representa y su ideología de odio”. Y se ha distanciado también de acciones y comentarios que se le atribuyen de su época como fiscal en el sur, que en 1986 frustraron su nominación para un puesto en la judicatura federal y que ahora asegura que representan “una caricatura” y que nunca realizó (aunque las hemerotecas y quienes testificaron hace tres décadas permiten cuestionarle).

MIEDO DE ACTIVISTAS DE DERECHOS CIVILES

Pese a la intensa campaña organizada contra la confirmación de Sessions por activistas de derechos civiles (que justifican sus temores en la historia legislativa de un senador extremadamente conservador en temas como la inmigración, los derechos de la comunidad LGTB o la violencia contra la mujer), su ratificación está prácticamente asegurada gracias al apoyo de los republicanos moderados y por lo menos de un demócrata. Y por eso la sesión en el Senado ha servido también para identificar potenciales líneas de actuación de un hombre que fue uno de los primeros y más contundentes apoyos de Trump en campaña, pero que este martes ha asegurado que está dispuesto “a decirle 'no' al presidente si se excede” y ha marcado distancias con algunas de sus posturas más radicales.

Sessions, por ejemplo, ha recordado que la ley prohibe “absolutamente” la tortura con técnica de ahogo simulado, que Trump y él mismo defendieron en campaña, y se ha mostrado opuesto a vetar la entrada de musulmanes en EEUU (aunque en el pasado ha llamado a esa religión una “ideología tóxica”).

No ha faltado, no obstante, consonancia con Trump en otros terrenos y propuestas. En inmigración, por ejemplo, Sessions se ha mostrado dispuesto a apoyar que se revoque la orden ejecutiva que ayudó a regularizar la situación de 800.000 hijos de inmigrantes sin papeles, y también ha defendido mantener Guantánamo abierto.

FUERA DE LA INVESTIGACIÓN SOBRE CLINTON

Lo que ha anunciado Sessions es que de ser confirmado se recusará en cualquier posible investigación sobre Hillary Clinton, aunque durante la campaña apoyó la promesa de Trump de nombrar un fiscal especial. “No podemos permitir que una disputa política se convierta en una disputa criminal”, ha dicho el senador, que ha reconocido que declaraciones que hizo antes de las elecciones “podrían poner en cuestión” su objetividad. De hecho, no ha sido capaz de negar tajantemente que en la campaña se hubiera sumado a los gritos a favor de encarcelar a la candidata demócrata que se hicieron comunes en los mítines de Trump y hasta en la convención republicana.