Satírico e incisivo

'Charlie Hebdo' ha sido durante 22 años el azote del integrismo, sea musulmán o cristiano La redacción ya sufrió una vez un sabotaje

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EVA CANTÓN / PARÍS

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Charlie Hebdo ha hecho de la libertad de expresión y su tono provocador una enseña que ha defendido hasta sus últimas consecuencias a pesar de haber sido objeto de numerosas polémicas y amenazas en sus 22 años de vida, las más recientes relacionadas con sus críticas hacia el islam. La revista fue creada en 1992 por el escritor y periodista François Cavana, fallecido en enero del 2014, a quien sucedió su discípulo, el dibujante Charb, quien continuó con la línea satírica e incisiva, considerada blasfema por los musulmanes. Hasta ayer, que cayó víctima del fanatismo religioso que tanto combatió.

El caso más sonado fue cuando el 8 de febrero del 2006 reprodujo las polémicas caricaturas de Mahoma publicadas por el diario danés Jyllands Posten que provocaron la ira del mundo musulmán y numerosas manifestaciones violentas. Un año más tarde, el semanario fue denunciado ante la justicia por varias organizaciones musulmanas, que consideraron una blasfemia mostrar al profeta con una bomba en el turbante. Charlie Hebdo fue exculpado al considerar los jueces que en una sociedad laica y pluralista como la francesa, el respeto a todas las creencias es compatible con la libertad de crítica a cualquier religión.

En noviembre del 2011 relanzó el debate al sacar un número especial bajo el irónico título de Charia Hebdo, para festejar la victoria del partido islamista Ennahda en Túnez. La imagen que apareció en portada fue la de un profeta Mahoma feliz diciendo lo siguiente: Cien latigazos si no te mueres de risa.

La noche previa a la aparición de este especial en los quioscos, la redacción sufrió un incendio, en el que no hubo heridos pero destrozó totalmente el antiguo local de la publicación, situado en el bulevar Davout, en el distrito XX de París.

Sus periodistas se trasladaron entonces durante algunas semanas a la redacción del diario Libération. Los archivos del Charlie se salvaron del fuego gracias a una puerta ignífuga, pero la página web fue atacada y objeto de todo tipo de  amenazas.

El acto de sabotaje fue reivindicado en un comunicado enviado al Nouvel Observateur por un grupo de hackers turcos que justificaron sus actos como «una lucha contra una publicación que ataca las creencias y los valores morales». Desde entonces, las amenazas contra el semanario fueron constantes. Pero la revista siguió saliendo a los quioscos con sus críticas osadas tanto al integrismo musulmán como al cristiano.

Ataque informático

Un nuevo escándalo tuvo lugar el 22 de septiembre del 2012, también debido a unas caricaturas de Mahoma, después de que un hombre fuera detenido en La Rochelle por haber hecho en una web yihadista un llamamiento a decapitar al director de la redacción. En enero del 2013, la página web de la revista sufrió otro ataque informático, un día después de publicar un suplemento especial con una biografía en cómic sobre Mahoma.

«Hace ocho años que vivimos bajo amenaza. Aunque haya protección, no hay nada que hacer contra bárbaros que vienen con kalashnikovs», declaraba ayer el abogado de la publicación, Richard Malka. Su director, Charb nunca dejó de reivindicar el derecho de los periodistas y dibujantes del semanario a bromear sobre lo que le plazca. Las polémicas han desatado un intenso debate en Francia sobre la libertad de prensa y el uso que hacen de ella los medios de comunicación.