Sarkozy quiere revisar el acuerdo de Schengen

El expresidente francés se muestra partidario de poder suspender la libre circulación de personas

Nicolas Sarkozy, former French president and head of the conservative Les Republicains political party, delivers his speech at the party's headquarters in Paris

Nicolas Sarkozy, former French president and head of the conservative Les Republicains political party, delivers his speech at the party's headquarters in Paris / CP/SAA/

EVA CANTÓN / PARÍS

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Aunque mantendrá el misterio un año más, en Francia nadie duda de que Nicolas Sarkozy se presentará a las primarias de su refundado partido, la antigua UMP ahora Los Republicanos, para ser el candidato conservador a las presidenciales del 2017.

Para ello deberá contar con el permiso de su principal rival en la contienda interna, el alcalde de Burdeos y exprimer ministro Alain Juppé, a quien pretende ganar terreno en asuntos tan candentes como la crisis de los refugiados. 

El expresidente francés redobla estos días su presencia en los medios entonando tímidos ‘mea culpa’ sobre su estilo presidencial trufado de sulfurosas salidas de tono y una hiperactividad que le ha pasado factura. 

“Hablar sin tapujos puede ser un poco brutal y eso puede molestar. Luego lo he lamentado”, admitía en el transcurso de las casi dos horas y media de entrevista que le hicieron siete lectores del popular diario ‘Le Parisien’. “¿Veis lo calmado que estoy ahora? Como un corderito”, llegó a decir a sus interlocutores.

Sin embargo, la labor de zapa en la que se ha embarcado para mostrarse más sabio y calmado que cuando ocupaba el Elíseo no la perciben sus adversarios, ni dentro ni fuera del partido. “Ha cambiado a peor”, resumió días atrás el ministro de Finanzas, Michel Sapin.

Mientras, ha endurecido el tono de sus postulados en materia de inmigración o política exterior. En la charla con los lectores, Sarkozy insistió en que, para controlar el enorme flujo de refugiados que llega a Europa, hay que suspender la libre circulación de personas del espacio Schengen, como ha hecho la cancillera alemana, Angela Merkel.

Además, plantea reformar el acuerdo suscrito en 1995 por 26 Estados miembros de la Unión Europea, restableciendo los controles en fronteras a extranjeros no comunitarios mientras dure la crisis. Sarkozy también ha lanzado un debate interno sobre la gestión migratoria proponiendo a los militantes de Los Republicanos un cuestionario para que den su opinión. 

Ha puesto sobre la mesa once cuestiones, entre ellas temas tan delicados como la integración frente a la asimilación de los inmigrantes o la revisión de un principio básico de la república: el derecho de suelo, que otorga la nacionalidad a las personas nacidas en territorio francés.

El ex presidente quiere igualmente poner en marcha centros europeos de retención de inmigrantes a las puertas de Schengen o retirar la asistencia sanitaria a los extranjeros en situación irregular. Los 24.000 refugiados que François Hollande se ha comprometido a acoger en los próximos dos años divide a la derecha francesa entre los partidarios de la firmeza y quienes defienden una mayor flexibilidad. 

Sarkozy y Juppé encarnan, respectivamente, estas dos visiones y el primero se mueve en una delgada franja fronteriza con el Frente Nacional. Sin embargo, Sarkozy ha negado que su partido vaya a competir con el de Marine Le Pen

“No habrá porosidad con el Frente Nacional”, ha advertido a tres meses de unas elecciones regionales en las que los ultraderechistas encabezan los sondeos en el norte del país.

Diálogo con Putin

Respecto a la enconada situación en Siria, la receta del ex presidente es “bombardear de manera masiva” al autodenominado Estado Islámico, propiciar las condiciones para crear un Ejército de Liberación Sirio y hablar más con la Rusia de Vladimir Putin. “En meses Siria se puede liberar, es cuestión de liderazgo”, señaló.

Sarkozy esquivó la pregunta directa de su candidatura en 2017 escudándose en su papel de “presidente de la familia” conservadora, necesitada de recuperar la unidad y la paz perdidas en el turbulento periodo vivido tras la derrota electoral del 2012.

“Si respondo ahora me meto en la carrera y no tendría autoridad para unificar y pacificar a todo el mundo. No estoy mirándome el ombligo”, apuntó.