CRISIS DE REFUGIADOS

Un salvavidas llamado Whatsapp

Una barcaza abarrotada de inmigrantes en su trayecto entre Turquía y Grecia.

Una barcaza abarrotada de inmigrantes en su trayecto entre Turquía y Grecia. / periodico

JAVIER TRIANA / ESTAMBUL

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Rami fuma con sus amigos, universitarios de Alepo, en el patio de la mezquita de Basmane, en la ciudad turca de Esmirna, mientras plastifica a prueba de agua su teléfono con una bolsa de supermercado y cinta adhesiva. Es el más valioso de los objetos que carga.

Todos aguardan lo que sucederá minutos después: que un traficante les vaya a buscar, les monte en minubuses y les lleve a una recóndita cala turca, donde serán forzados a montar en una lancha sobrecargada y enviados hacia Grecia en una peligrosa travesía marítima que les permita alejarse de las bombas que riegan Siria.

Pero desde septiembre de 2015, el capitán sirio de marina mercante Mohamed Hassan Hajira y el equipo de voluntarios de Red Alert Refugees (RAR) se encargan de que el viaje en patera a través del Egeo, donde solo este año han muerto ya 376 personas, sea un poco menos arriesgado.

SOLICITUD DE ASILO

El boca-oreja y las redes sociales hacen que muchos de los migrantes que quieren navegar a Grecia se pongan en contacto con ellos. Y aquí el teléfono móvil cobra más protagonismo que nunca: grupos de Whatsapp gestionados por Hajira y por la fundadora de RAR, Ángeles de Andrés, informan y asisten a los refugiados antes, durante y después de que se echen a la mar.

“Dos veces al día, envío partes del tiempo y de las condiciones de navegación a los grupos de Whatsapp de la gente que va a cruzar ese día”, cuenta a EL PERIÓDICO el marino sirio, quien actualmente espera en Suecia la tramitación de su solicitud de asilo.

Una vez en el mar, le van enviando su posición gracias al GPS del teléfono cada 5 minutos. Y si surgen imprevistos, han establecido 3 niveles de alerta: 'Oil', para cuando se quedan sin gasolina. 'Damaged', para cuando está entrando agua al bote o el motor se ha parado. Y 'sinking', cuando se están hundiendo. Con esta última, solo hay tiempo para hacer una llamada de auxilio a la desesperada.

“Si el motor se para, les doy trucos para volver a arrancarlo, porque muchos refugiados jamás han visto siquiera el mar”, explica el capitán Mohamed. “Si, por ejemplo, dicen que entra agua, les recomiendo reducir la velocidad”, añade.

REDUCIR AHOGAMIENTOS

Este sistema les ha dado grandes satisfacciones. De Andrés asegura que su labor ha servido para reducir en un 85% los ahogamientos y que el último fin de semana del 2015 lograron navegación cero: los refugiados se negaron a subir a los botes al recibir la información del mal estado de la mar, a pesar de la apariencia navegable.

En alguna ocasión, los traficantes han recurrido a la violencia cuando los migrantes se han negado a subirse a las lanchas por ese motivo o por estar éstas sobrecargadas a niveles que las abocarían a hundirse. En estos casos, el equipo de RAR ha llamado a la policía turca mandándoles la localización del lugar para que arrestaran a los mafiosos.

No todo han sido alegrías: “El pasado 4 de enero, los guardacostas turcos no fueron a rescatar un bote. Hubo 38 muertos –relata De Andrés a EL PERIÓDICO–. Oí por teléfono cómo se ahogaban”. Por eso, esta voluntaria viguesa ha aprendido a hacerse pasar por miembro de la guardia costera griega a la hora de llamar a los guardacostas turcos y, según ella, el truco está sirviendo para salvar vidas.

Aunque en Red Alert Refugees (RAR) admiten que el número de pateras se ha reducido desde la entrada en vigor del acuerdo entre la UE y Turquía, afirman que las cifras de llegadas a Grecia son mucho mayores que las que dan a entender los datos de ACNUR: este sábado, por ejemplo, la ONU no contabilizaba ninguna persona llegada a Grecia, mientras que al capitán Mohamed le consta que llegaron 6 pateras, de unas 50 personas cada una.