RECTA FINAL para el referendo de ESCOCIA

Salmond se juega la apuesta secesionista en el último debate

Una peatón pasa por delante de una oficina de la campaña por la independencia escocesa en Glasgow.

Una peatón pasa por delante de una oficina de la campaña por la independencia escocesa en Glasgow.

PABLO RODERO
EDIMBURGO

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Cientos de personas abarrotan estos días la Royal Mille de Edimburgo, la arteria principal del casco antiguo de la capital escocesa, donde se forman numerosos corrillos en torno a los habituales espectáculos teatrales callejeros durante el festival de agosto. Haciendo honor al proverbio «esto es Escocia, si no te gusta el tiempo espera cinco minutos», empieza a llover sin previo aviso y los turistas corren a las tiendas en busca de refugio. Un verano más en Edimburgo, quizás el último antes de la ruptura de Gran Bretaña.

El 18 de septiembre los escoceses votarán si quieren seguir formando parte del  Reino Unido tras más de tres siglos desde la unión con Inglaterra, pero poco hace presagiar, sin embargo, la cercanía de tan trascendente fecha. Ni siquiera en vísperas de uno de los acontecimientos más relevantes en lo que queda de campaña, el último gran debate televisado, la exaltación nacionalista hace acto de presencia. La discusión está más presente en los medios de comunicación que en la calle.

«Los medios de comunicación son totalmente parciales a favor del no», opina Graham Terry, un ingeniero de 29 años originario de Aberdeen que no esconde su intención de votar a favor de la independencia. «La BBC, que tiene el deber de ser imparcial como medio público que es, es una máquina de propaganda que claramente tiene un interés particular en el resultado», añade.

Será precisamente un plató de la BBC el escenario hoy del debate entre el primer ministro escocés, el nacionalista Alex Salmond, y el líder de la campaña unionista, el laborista Alistair Darling. Los conservadores, que gobiernan en Londres, han asumido un papel secundario ante el escaso apoyo con el que cuentan en Escocia y han dejado a los laboristas liderar la campaña.

Salmond es consciente de que deberá cambiar su estrategia respecto al primer debate, al que llegaba como favorito según las casas de apuestas británicas, pero en el que la mayoría de analistas le dieron por perdedor. «Creo que los medios lo exageraron un poco. Darling estuvo por delante, pero por poco», opina David Torrance, periodista y biógrafo de Alex Salmond. «No creo que fuera una victoria apabullante». Mientras, a pie de calle, a falta de grandes movilizaciones, pequeños grupos de voluntarios de ambas campañas reparten panfletos y charlan con los transeúntes.

«La campaña independentista me parece un poco estereotípica, una brigada con Jimmy hats», declara, en alusión al tópico sombrero de cuadros con una extensión de pelo pelirrojo, Graeme Brodie, un forjador de 39 años de Edimburgo contrario a la independencia. «Tras haber leído el libro blanco y haber escuchado muchos debates, sigo sin tener respuesta a un montón de preguntas importantes», explica.

LA CUESTIÓN ECONÓMICA / El tema en el que Salmond, considerado mejor orador que su rival, sufrió más para mantener un discurso convincente en el último debate fue en el de la divisa que tendrá una Escocia independiente. Tras evitar repetidamente presentar un plan b para la unión esterlina que él propone y Londres rechaza, el primer ministro escocés tuvo que afrontar los abucheos del público en uno de los momentos más recordados del programa.

La mayoría de analistas coinciden en que la cuestión económica será la que decante el plebiscito de septiembre y, según indican las encuestas, las mujeres son mucho más reacias que los hombres a comprar los argumentos independentistas.

«Estoy contra la independencia porque no creo que Escocia fuera económicamente viable fuera del Reino Unido», explica Ruth Sharkey, una estudiante de 22 años que se marchará a trabajar a Londres tras el verano. «En el caso de que se diera la independencia, el Gobierno sería incapaz de pagar muchos servicios con los que contamos actualmente, como la universidad gratuita y el sistema de salud», declara.

Precisamente la defensa del sistema de sanidad público y de unas políticas alternativas a la «austeridad de Westminster» será el caballo de batalla de Salmond de cara al debate de hoy (21.30 horas) y a las tres semanas que restan hasta el referéndum. Mientras, en las calles de Edimburgo, los gaiteros seguirán tocando en la calle y los turistas visitando el castillo entre chaparrón y ventisca, como en cualquier verano escocés.