LA INTERVENCIÓN MILITAR RUSA EN ORIENTE PRÓXIMO

Rusia aprovecha la guerra de Siria para probar algunas de sus armas más avanzadas

Imagen de archivo de un avión ruso lanzando una bomba contra un objetivo en Siria, en diciembre del 2015.

Imagen de archivo de un avión ruso lanzando una bomba contra un objetivo en Siria, en diciembre del 2015. / AP

MARC MARGINEDAS

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La noticia fue acogida con alborozo por los medios gubernamentales rusos. Tal y como relataba en octubre la agencia estatal Spútnik citando a Brookings Institution, un laboratorio de ideas con sede en Washington, la eficacia de las Fuerzas Aéreas rusas en Siria estaba sorprendiendo “a los expertos militares occidentales”. En el mismo artículo, este medio de comunicación destacaba la capacidad de la aviación rusa, admitida en las páginas del mismo ‘The New York Times’, de realizar “el mismo número de vuelos en un día” que “la coalición internacional encabezada por EEUU en un mes”. El artilugio responsable del renovado poderío militar exhibido por la aviación del Kremlin en el desgraciado Estado mediooriental tiene un nombre: SVP-24, definido en el argot militar ruso como un “subsistema especializado de computación” (spetsialisirovannye vychislitelnye podsistemy) capaz de conferir a bombas fabricadas hace tres decenios la precisión de un moderno proyectil guiado por GPS.

“La eficacia del SVP-24 alcanza el 100%; un vuelo equivale a un blanco destruido”, destaca para EL PERIÓDICO Konstantin Sivkov, columnista de la publicación especializada ‘Courier Militar-Industrial’. “Gracias (al SVP-24), Rusia mata a dos pájaros de un tiro: efectúa un bombardeo de gran precisión y a la vez se desprende de munición antigua”, detalla.

El sistema funciona de la siguiente forma: se instala en el mismo avión -que puede ser un viejo caza<strong> Sukhói SU-24</strong> fabricado por la URSS en los años 70- y realiza, de forma permanente, una comparación entre la posición que ocupa el aparato y el objetivo, midiendo parámetros meteorológicos como el viento, la humedad o la velocidad del viento y del aparato, entre otros. A partir de la información recogida, el SVP-24 establece un ‘paquete’ de coordenadas idóneas para el bombardeo y el piloto se limita a posicionar el aparato en ese ‘paquete’, sin preocuparse siquiera de disparar la bomba de forma manual, lo que afectaría a la precisión del ataque. Aministía Internacional ha calificado de "crimen de guerra" la campaña de bombardeos rusos, a la que acusa de causar cientos de bajas civiles. 

UN MÉTODO BARATO

Ilyá Kramnik, comentarista en temas militares de  la emisora estatal  Radio Spútnik, recuerda que EEUU cuenta con un sistema similar, el <strong>JDAM</strong>, aunque en lugar de instalarlo en el aparato, se acopla a la misma bomba, lo que hace mucho más costoso el ataque, ya que no es reutilizable. “Una bomba dotada de JDAM cuesta 25.000 dólares”, mientras que subsistema de computación ruso, “desarrollado hace 10 años” no deja de ser modernizado” por sus diseñadores, compara Kramnik.

Pese a ser la principal novedad, el SVP-24 no es el único artefacto que Rusia está testeando en el campo de batalla sirio. Entre las armas empleadas o desplegadas más relevantes, se hallan los <strong>misiles Kalibr</strong>, disparados desde buques de guerra en el mar Caspio, los <strong>carros blindados T-90A</strong>, algunos de los cuales han sido suministrados al Ejército regular sirio, las baterías de misiles antiaéreas S-400, instaladas en la base de Khmeimim tras el derribo de un avión ruso por baterías turcas, y el caza de cuarta generación <strong>SU-35S</strong>. Todo ello ha llevado a la revista Foreign Policy a proclamar, en un articulo escrito por Reid Staindish, que Rusia estaba utilizando a Siria como “campo de entrenamiento” para probar “sus nuevos juguetes”.

El despliegue de las baterías S-400 en la base rusa cercana a Latakia constituye la mayor fuente de preocupación para los estrategas de la coalición encabezada por EEUU por el riesgo de escalada que conlleva. Con un radio de acción de 400 kilómetros, pueden derribar objetivos sobre el espacio aéreo de Turquía. "Los S-400 protegerán a los aviones rusos y a la base rusa de todo tipo de ataques enemigos", recuerda Kramnik.