Elecciones en el gigante latinoamericano

Rousseff vence y se enfrentará a Neves en la segunda vuelta

Unos votantes salen de un colegio en la favela de Vila do Joao, en Río de Janeiro.

Unos votantes salen de un colegio en la favela de Vila do Joao, en Río de Janeiro.

EDUARDO SOTOS / RÍO DE JANEIRO

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Con el puño en lo alto, vestida de un rojo intenso y una sonrisa de oreja a oreja, anoche la sonrisa de

Dilma Rousseff lo decía todo. Por fin, tras una campaña electoral marcada por la corrupción, el desplome económico y los ataques personales, los 142,5 millones de votantes que componen la mayor democracia de Latinoamérica escogieron al candidato que intentará evitar la más que probable reelección de la presidenta de Brasil. Con el 96% del escrutinio, Rousseff obtenía el 41% de los votos y se despejaba el único interrogante de la cita electoral, quién sería el candidato a disputar a la presidenta la segunda vuelta que concluirá el 26 de octubre.

Tras una semana de enormes dudas, un debate televisivo de alto voltaje y unas encuestas de intención de voto que el sábado sorprendían a todos al hablar de un «empate técnico» entre el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, y la candidata del Partido Socialista de Brasil (PSB), Marina Silva, la suerte está echada.

EL 'EFECTO NEVES' / Finalmente será el candidato de pedigrí, Aécio Neves, nieto del expresidente Tancredo Neves, quien ayer sorprendió a todos superando el 34% de los votos y dejando muy por detrás a una decepcionante Marina Silva se quedaba en el 21%. Tras su increíble remontada, Aécio Neves intentará ahora imprimir un giro a la política de Brasil de la última década y desbancar al todopoderoso Partido de los Trabajadores del timón del país.

No será tarea fácil, a priori los resultados de esta primera vuelta y la experiencia de la presidenta la sitúan como principal favorita frente a un candidato que, pese a su buena presencia y facilidad de palabra, recuerda demasiado al Gobierno del expresidente Fernando Henrique Cardoso.  De hecho, a pesar de la caída en algunos estados la presidenta repite los increíbles datos de más del 60% en los estados del nordeste que consiguió en el 2010. Por tanto, se repetirá la disputa entre el Partido de los Trabajadores(PT) y el PSDB, que ya es todo un clásico de las elecciones de Brasil en la segunda vuelta. Tanto es así que el enfrentamiento se produjo en las elecciones del 2002, el 2006 y el 2010 y en todas las ocasiones se decantaron del lado del Partido de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.

Por el camino queda la aventura de renovación de la ecologista, evangélica y neoliberal, Marina Silva, que tanto atrajo a los inconformistas en un primer momento. La candidata no supo mantener la ventaja que adquirió tras el fatídico accidente del excandidato del PSB, Eduardo Campos, en un accidente de avión el pasado 13 de octubre. La consternación por la tragedia unido a su fuerte personalidad y sus ataques directos a la línea de flotación del PT (partido que abandonó en el 2008 tras ejercer desde el 2003 como ministra de Medio Ambiente en el Gobierno de Lula) le dieron un protagonismo que en las últimas semanas se fue diluyendo. El fracaso de Silva no es solo un éxito de Aécio Neves o de Rousseff, sino un éxito de Lula, quien participó activamente para neutralizar el auge de su antigua aliada frente a su elegida.

ROUSSEFF, REFORZADA / De esta manera, la líder del PT, y heredera del legado del omnipotente Lula, no solamente ha demostrado que sigue siendo la gran favorita para ocupar el palacio de Planalto durante los próximos cuatro años, sino que es inmune a las críticas que la acusaron de encubrir la corrupción en Petrobras, llevar al país a la recesión o de haber mentido durante la campaña. Rousseff es hoy por hoy, y a pesar de las turbulencias por las que su Gobierno atravesó durante las protestas sociales contra el Mundial de fútbol, la líder de los brasileños. Los pitidos que este verano la recibieron en la inauguración del Mundial en el estadio Arena Corinthians de Sâo Paulo, se convirtieron ayer en aplausos y mensajes de apoyo. Desde los intelectuales de izquierdas, pasando por los sindicatos y diversos colectivos sociales, Dilma Rousseff sigue contando con grandes apoyos en la sociedad brasileña.

La hora de la verdad empieza ahora, la presidenta sabe que muchos partidos se movilizarán en su contra, creando alianzas muchas veces contranatura, y que el PT deberá poner en marcha toda su maquinaria de partido. El carácter firme de

Rousseff será entonces definitivo, no solo para buscar sus propios aliados en las próximas dos semanas, sino porque casi con toda probabilidad se convertirá en el centro de todos los ataques. La verdadera lucha de Rousseff comienza ahora, habrá que esperar si su sonrisa de ayer se repite el próximo 26 de octubre.