COMICIOS EN EL GIGANTE LATINOAMERICANO

Rousseff se acerca a las urnas en Brasil sin lograr despegar de su rival

La candidata socialista Marina Silva, en Sao Bernardo de Campo.

La candidata socialista Marina Silva, en Sao Bernardo de Campo.

EDUARDO SOTOS / RÍO DE JANEIRO

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Si los comicios presidenciales que Brasil celebrará el próximo 5 de octubre fueran un partido de fútbol, hoy por hoy, podría decirse que las candidatas han llegado al minuto 90 con un empate. Si en la primera parte de la campaña la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB)Marina Silva, encandiló a todos dominando las encuestas, la segunda ha sido para la presidenta y candidata a la reelección por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff.

A cinco días de los comicios, todos los sondeos indican que Rousseff y Silva serán las candidatas más votadas pero también que ninguna de ellas superará el 50% de los sufragios, por lo que deberán desempatar en una segunda vuelta. Desde que el pasado 28 de agosto ambas mujeres alcanzasen el 34% de las intenciones de voto, Rousseff ha sabido reaccionar frenando el meteórico ascenso de Silva e incluso avanzarla en 13 puntos porcentuales. En la última encuesta de Datafolha, publicada el fin de semana, Dilma acumuló el 40% de las intenciones de voto mientras que la socialista se quedó en el 27%.

Para el politólogo de la Fundación Getulio Vargas, Marco Antônio Carvalho Teixeira, la explicación del auge y declive de la ecologista Marina Silva se debió al impacto en los votantes que tuvo la muerte en accidente de avión del anterior candidato del PSB, Eduardo Campos, el pasado 13 de agosto. «La tragedia de Campos impulsó enormemente a Silva que se presentó como un rostro nuevo que podía competir de igual a igual con Rousseff. Una vez pasado el entusiasmo, los votantes han ido conociendo a la candidata y viendo su verdadero talante. Su fuerte pragmatismo, así como la vuelta atrás en algunos punto claves del programa le están pasando factura», afirma Carvalho.

Como valoró candidato del Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB) y tercero en discordia, Aécio Neves, «Marina es una aficionada que se cambia la camiseta». Solo así puede entenderse que la antigua miembro del partido comunista de corte maoista, Central Única de Trabajadores (CUT), exministra de Medio Ambiente con el PT de Lula, ecologista con el Partido Verde (PV), evangélica pentecostal y actualmente socialista en tiempo récord, se haya rodeado de unos asesores económicos de claro corte neoliberal. Entre ellos destacan el exdirector del Banco Central de Brasil y mano derecha del expresidente Fernando Cardoso, André Lara Resende, o la banquera Néca Setubal, autora de la principal donación a título personal a la campaña de Silva con dos millones de reales (651.480 euros).

EL APOYO DE LOS MERCADOS

«La relación entre el capital privado y Marina Silva es casi obvia», afirma Alex Ferreira, profesor de Economía en la Universidad de Sao Paulo. Para él, la presión de los mercados unida a las actuales dificultades económicas favorecen claramente a la candidata del PSB. «Se observa que los mercados financieros ven con mejores ojos a Silva, tanto que cuando los datos económicos empeoran afectan directamente a Rousseff en las encuestas», concluye.

«Las políticas que Silva no concreta, pero que tantea, incluirían avanzar en la privatización de Petrobras, dotar al Banco Central de independencia en política monetaria, desregularizar el mercado de trabajo. Es decir, cambios estructurales y profundos para los que Brasil podría no estar preparado», señala el experto en Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Francisco Carlos Teixeira quien además alerta del perjuicio que la elección de Silva podría suponer para organismos latinoamericanos como Unasur o Mercosur.

GESTIÓN ECONÓMICA

Irónicamente, es posible que la gestión económica, que hasta ahora se suponía el talón de Aquiles de Dilma Rousseff, podría jugarle una mala pasada a Marina Silva en un país en el que la sacrosanta herencia económica y social del expresidente Luiz Inácio 'Lula' da Silva no se toca. No en vano y como recordó Rousseff en su discurso de la semana pasada en la ONU, el intervencionismo moderado de Lula ejercido con religiosidad por la actual presidenta, ha sacado de la pobreza a casi 50 millones de brasileños desde el 2003 y programas asistenciales como «Bolsa Familia» o «Minha vida Minha Casa» han sido la bandera de un país que ha dejado atrás el estigma de las desigualdades extremas.

Sin embargo y a pesar de la remontada de Rousseff, la recta final se encuentra más ajustada que nunca. Con un porcentaje del 47% para Dilma y un 43% para Silva, las encuestas señalan un «empate técnico» en un hipotético segunda vuelta. La campaña ha entrado en el tiempo de descuento esta semana y salvo un error garrafal de Silva o de Rousseff. las presidenciales se resolverán en la prórroga del segundo turno, el próximo 26 de octubre.

Mientras tanto, Lula asiste desde el segundo plano del banquillo cual de sus discípulas, la fiel Rousseff o la rebelde Silva, decidirá el futuro de Brasil hasta 2018, fecha en la que las malas lenguas situan la vuelta triunfal del expresidente.